Clima

En la variedad está... la dificultad del problema

Los especialistas de INTA Castelar, Dr. Carlos M. Di Bella y Lic. Natalia Gattinoni, analizan las perspectivas para el trimestre febrero, marzo y abril

Chacra
13 de Febrero de 2018

Dos especialistas del INTA analizan el contexto meteorológico para el próximo trimestre, desde el punto de vista agropecuario. Las condiciones actuales son consistentes con una fase fría del evento ENSO y la atmósfera ha respondido a este enfriamiento, pero advierten que no es suficiente como para poder definirse estrictamente como una fase La Niña, y además tiende a debilitarse.

Hoy cada vez con mayor frecuencia el productor agropecuario convive con la principal característica del clima: su variabilidad. Un muy buen ejemplo para ilustrarla surge de comparar, para aquellos que lo recuerdan, lo ocurrido en términos de precipitaciones durante el período octubre/2016-enero/2017 y el actual octubre/2017-enero/2018.

Una parte importante de esta variabilidad climática en nuestro territorio, en términos de la distribución interanual de las precipitaciones, es el fenómeno "El Niño-Oscilación Sur (ENOS)". La primavera-verano 16/17 estuvo principalmente influenciada por la fase cálida de este fenómeno (El Niño) con lluvias superiores a las normales en el norte de la pampa húmeda, región chaqueña y NEA, y lluvias en niveles deficitarios en el sur de la región pampeana, noroeste de Córdoba y Cuyo. La presente temporada primavera-verano 17/18, presentó un panorama opuesto con lluvias que resultaron inferiores a las normales en una gran extensión del este del país. En especial, los escasos acumulados registrados en el norte de Buenos Aires, norte de Córdoba, norte de Santa Fe resultaron comparables al 10 y al 20% de los trimestres más secos de los que se tiene registro en nuestras bases de información climática (Figura 1).

¿Cómo evolucionará el fenómeno ENOS para el trimestre febrero-abril?

El monitoreo de la evolución del fenómeno ENOS permite anticipar el comportamiento de las precipitaciones a mediano/largo plazo en nuestro país con un nivel aceptable de confianza. Desde inicios de la primavera 2017, el océano Pacifico Ecuatorial comenzó a experimentar un progresivo enfriamiento, alcanzando en el mes de diciembre anomalías de la temperatura de la superficie del mar (TSM) de 0.9°C por debajo de lo normal. Las condiciones actuales son consistentes con una fase fría del evento y la atmósfera ha respondido a este enfriamiento, pero a la fecha no es suficiente como para poder definirse estrictamente como una fase La Niña. Para poder definir dicha fase, las anomalías de la TSM en el océano Pacifico Ecuatorial deben ser iguales o inferiores a -0.5°C durante 5 trimestres consecutivos solapados dada la lenta evolución que lleva este proceso océano-atmosférico.

De acuerdo al reciente avance de las condiciones atmosféricas y oceánicas y a los pronósticos computacionales, durante el trimestre febrero-marzo-abril (FMA) del corriente año se espera que se mantenga el enfriamiento pero que progresivamente comience a debilitarse. En términos porcentuales, la última actualización de los modelos de pronóstico indica la persistencia de una fase neutral fría o "La Niña" débil para el trimestre enero-febrero-marzo con una probabilidad de ocurrencia del 83%. Para el siguiente trimestre febrero-marzo-abril se estima que decline al 63% y aumenten las chances de alcanzar condiciones neutrales hacia mediados de año (Fig. 2).

¿Cuáles son las previsiones climáticas de precipitaciones y temperatura para el próximo trimestre?

Las previsiones climáticas a mediano y largo plazo son una herramienta para anticiparse a lo que ocurrirá en cuestiones de precipitaciones y temperatura; ayudando a tomar decisiones. Si bien se ha avanzado en el conocimiento científico de los sistemas de pronóstico climático y se ha evolucionado en materia computacional estas previsiones, pronósticos o perspectivas climáticas están sujetas a incertidumbres que se incrementan al aumentar el plazo de tiempo. En este último sentido, podemos recurrir a dos maneras de anticiparnos a lo que va a ocurrir climáticamente. Por un lado, se encuentran los modelos de pronósticos numéricos y de consenso de los distintos centros internacionales y nacionales de pronóstico (por ejemplo, IRI, ECMWF, EUROSIP, SMN) que se encuentran disponibles vía internet. Y por el otro lado, resulta interesante hacer uso de los datos meteorológicos históricos registrados por los observatorios distribuidos en todo el territorio nacional y calcular probabilidades de ocurrencia de un determinado tipo de fenómeno climático en base a dicha información histórica.

En el primero de los casos, utilizando modelos de simulación numérica, para el final del verano e inicio del otoño/2018, en el marco del escenario climático descripto anteriormente y según la actualización del centro internacional IRI (International Research Institute), se proyectan condiciones de precipitación entre normales a inferiores a las normales sobre el este de la región Pampeana, sur de Cuyo y NEA (Figura 3 en líneas punteadas y flechas rojas); mientras que las precipitaciones se prevén entre normales a superiores a las normales en el NO de nuestro país (Figura 3 en líneas punteadas y flechas azules). En el resto del país el pronóstico mostró que la probabilidad de ocurrencia de las precipitaciones por encima, por debajo o similar a la normal poseen en mismo nivel de factibilidad.

En cuanto a temperaturas los modelos coinciden en proyectar temperaturas entre normales a superiores a las normales en el centro y norte del país. Cabe mencionar que no se descartar eventos extremos de precipitación propios del verano, así como también es importante tener en cuenta que El Niño y La Niña no son los únicos factores a nivel global que condicionan las características climáticas en nuestro país, y a nivel regional existen otros factores que modifican los patrones de precipitación y temperatura.

En el segundo de los casos, utilizando la información histórica y evaluando como se comportaron los meses de febrero, marzo y abril en años similares al presente, se observa una alta coincidencia con las previsiones realizadas a partir de los modelos numéricos (Figura 3: Escalas de colores azules y rojas interpoladas sobre el mapa); excepto por la aparición de una zona de excesos de agua por encima de lo normal para el sur de la Provincia de Córdoba.

Finalmente, y ante estos escenarios de enorme variabilidad climática sugerimos consultar las actualizaciones de las perspectivas a corto, mediano y largo plazo que se emiten en las instituciones oficiales de manera de poder anticiparse a dichos eventos y tomar mejores decisiones. 

(más información en revista Chacra impresa de Febrero 2018)

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