Economías regionales

Un supermalimento made in Argentina

La spirulina es "más antigua que la humanidad", de la naturaleza sabia. El caso de una empresa en Coronel Bogado, sur santafesino.

Verónica Salamanco
14 de Febrero de 2018

Considerada hoy como un superalimento, el alga spirulina tiene más de 3.000 millones de años y es una de las contribuyentes a la formación de la actual atmósfera por su función fotosintética, es decir, absorbiendo anhídrido carbónico y liberando oxígeno.

Según está documentado en el libro "Industrialización del Alga spirulina" editado por la Universidad del Valle (Cali, Colombia), el consumo humano de spirulina comenzó con los aztecas que recogían el alga, hacían tortas y las dejaban secar al sol. Las crónicas de los conquistadores españoles señalaban que los mexicanos "comen un tipo de tierra que sacan de las lagunas, las secan, las muelen y le dan forma de ladrillo".Los científicos decidieron investigar sus hábitos de alimentación y descubrieron que esas tortas verdes que secaban al sol eran microalgas con nutrientes muy importantes que les aportaban gran resistencia y salud a los nativos.

Esa misma spirulina hoy se produce en diferentes regiones del mundo donde se cultiva en condiciones controladas, se cosecha, se industrializa y se comercializa como suplemento dietario en diferentes formatos.

En Coronel Bogado, pequeña localidad cercana a Rosario, existe una planta productora de spirulina, un proyecto que nació y se concretó hace 25 años. "Buscábamos algo diferente en qué invertir. En ese momento la spirulina era poco conocida en el país y lo que se consumía venía del exterior", relata Américo Ribeca, especialista en algas y uno de los socios fundadores de HydroFarming SA., "Conociendo las virtudes, propiedades y beneficios que aporta su consumo a la salud humana, así como también la amigabilidad con el medio ambiente -se calcula que una hectárea de spirulina emite la misma cantidad de oxígeno que 50 hectáreas de monte, comenzamos con el proyecto".

Por las necesidades de cultivo se buscó un predio alejado de la contaminación ambiental, con excelente calidad de agua y con clima templado, Coronel Bogado era y es la zona ideal y por eso se decidió establecer allí la planta de producción. Sobre una hectárea de campo cerca del pueblo, se construyeron los primeros piletones donde se produciría el alga. "Como era algo totalmente innovador, en principio nos contactamos con especialistas extranjeros", continúa Ribeca, "Las primeras cepas del alga se trajeron de la Universidad de Florencia, Italia; uno de los centros más avanzados en la producción de microalgas, y de Estados Unidos, donde se encontraba en ese momento la planta de mayor producción del mundo".

En los inicios se construyó una planta piloto única en Argentina, tendiente a estudiar y multiplicar algas. No existía ni legislación ni mercado en el país, de modo que fueron muchos años de trabajo tanto para obtener un sistema de producción eficiente como lograr un cambio cultural que permitiera al consumidor reconocer las virtudes del alga.

Con el tiempo y la evolución del mercado, las instalaciones se ampliaron, se sumaron piletones de mayor tamaño, se cubrieron símil invernadero para controlar y mejorar la calidad del alga, y se construyó el edificio de envasado, depósito y oficinas. La empresa cuenta hoy con un laboratorio equipado para realizar análisis y estudios que aseguren calidad; y el horno secador para procesar las algas recién cosechadas en la primera etapa.

El ciclo productivo

La spirulina se cultiva en estanques de poca profundidad con soluciones salinas que recrean las particulares características de su hábitat natural. Además del agua, esta microalga tiene necesidad de luz casi constante, por eso se colocan aproximadamente bajo una profundidad de no más de 20 centímetros. Los piletones se sitúan donde la radiación solar es constante y no hay sombra en ningún momento del día. Con respecto a la cantidad de agua, se requiere aproximadamente un litro de agua por cada gramo de spirulina seca que se vaya a extraer.

Conocida también como alga azul-verde, es en realidad una cianobacteria unicelular, que se divide cada 7 horas en condiciones de laboratorio, por partición celular simple. Para su desarrollo necesita de ciertas características específicas, como por ejemplo un ph elevado. Cuando se observa a través de técnicas y mediciones realizadas con microscopio una cierta densidad del alga en el medio de cultivo, se procede a su recolección. Las algas son filtradas y secadas bajo estrictas normas de calidad para que el producto final conserve todos los ricos y variados nutrientes. El resultado es una masa verde que se estira en bandejas y se seca para convertirse en el polvo que se conoce como Spirulina.

"Actualmente la producción anual alcanza para cubrir las necesidades de nuestro mercado local, estamos trabajando para ampliarla, poder exportar y comercializar el producto a granel dentro del país", señala Luis Sichel, licenciado en Economía Agropecuaria y socio del emprendimiento.

El proceso productivo del alga se realiza en la planta en Coronel Bogado. Sólo algunos de los análisis que ayudan a garantizar la calidad del producto se hacen en laboratorios tercerizados. Como la venta de spirulina es fraccionada, se terceriza también la compresión del compuesto y el envasado se realiza en planta. "Gracias a las mejoras realizadas durante 2017, entre ellas la incorporación de un secador spray, uno de nuestros objetivos para 2018 es incrementar la producción", agrega Sichel. La empresa cuenta con el apoyo del Ministerio de Producción provincial para la compra de nueva maquinaria para darle a la empresa mayor tecnología y seguridad en el producto final.

Actualmente, Hydrofarming ya está incorporando a los hijos de los socios fundadores para que aporten su energía e ideas para ofrecer nuevos y mejores productos que permitan resaltar las cualidades propias de esta alga milenaria.

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