CIENCIA

Producen biofertilizantes con descarte de girasol

Investigadores del INTA y del Conicet reutilizan la cáscara de girasol para el cultivo de hongos de especialidad, que luego transforman en biofertilizante.

3 de Julio de 2019

 De cada 100 unidades de semillas de girasol, una aceitera genera 10 unidades de cáscara de girasol, 42 unidades de aceite y 46 unidades de pellet para forraje. Sobre la base de esta distribución y si se considera que, según las estadísticas del puerto, en Bahía Blanca se produjeron unas 67.216 toneladas de aceite de girasol entre enero y abril de este año, puede estimarse una generación de 16.000 toneladas de cáscara de girasol en tan sólo un cuatrimestre.

Investigadores del INTA y del Conicet reutilizaron los residuos que generan las aceiteras ubicadas en el puerto de Bahía Blanca para el cultivo de hongos de especialidad y obtuvieron resultados productivos positivos. Luego, decidieron procesar el sustrato degradado por los hongos y lo transformaron en biofertilizante, un producto innovador recomendado para la fertilización en horticultura.

De acuerdo con Pablo Postemsky, investigador del Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida que depende del Conicet y de la Universidad Nacional del Sur (UNS), previo al cultivo de algunas especies de hongos, la cáscara de girasol es acondicionada a través de un proceso de compostaje que se realiza a campo en sistema de pilas con remoción mecanizada (en inglés, windrow composting), mediante herramientas tecnológicas desarrolladas en el INTA Hilario Ascasubi. Se destacan la máquina removedora de compost y los sensores de seguimiento de proceso con envío de datos por telemetría.

Además del residuo agroindustrial, Postemsky indicó que "el cultivo de hongos de especialidad requiere aditivos que regulen el aglomerado de las partículas y el pH del sustrato". Para este fin, se utilizan sales de calcio como yeso tiza y cal de construcción en niveles inferiores al 3 % del peso fresco del sustrato.

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Qué hacer con el sustrato que dejaron los hongos

Según Javier Ferrari -investigador del INTA Bariloche-, el sustrato utilizado para el cultivo de hongos fue acondicionado a través de un nuevo proceso de compostaje, que comprendió la mezcla del subproducto con un material complementario para lograr un balance de parámetros físico-químicos y biológicos a fin de asegurar el progreso del proceso bioxidativo. "En general, se empleó estiércol de producciones pecuarias intensivas del sudoeste bonaerense como fuente de materia orgánica rica en nitrógeno", puntualizó Orden.

El sustrato degradado por los hongos fue acondicionado a través de un nuevo proceso de compostaje y luego pelletizado hasta lograr un biofertilizante.

"Este tipo de procesamiento reduce la humedad del compost, permite almacenarlo por más tiempo en espacios de acopio reducidos y probamos que es posible su aplicación con maquinaria convencional, tanto fertilizadoras como sembradoras", detalló Ferrari, al tiempo que añadió: "La ventaja fundamental radica en que es un formato que permite cumplir el objetivo básico de reciclar nutrientes hacia la agricultura y, además, solucionar un problema ambiental vinculado con los residuos generados".



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