Tecnologías de la información

Big data ¿el camino al aumento de producción?

En este momento el sector agrícola precisa de una nueva revolución, cuyo motor sean las Tecnologías de la Información ,y que permita afrontar los retos descritos a través de una “agricultura inteligente” o “agricultura de precisión”.

Agro Alimentando
25 de Febrero de 2015

Según previsiones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en el año 2050 la población mundial habrá crecido del orden de un 34 por ciento, y, para hacer frente a este incremento de la demanda, será necesario duplicar la producción de alimentos.

Por otro lado, nos encontraremos con una disminución de la tierra dedicada al cultivo, ya que muchos de los espacios actuales serán empleados para la creación de biocombustibles. Además, hay que tener en cuenta el progresivo éxodo rural que hará que la población se concentre cada vez más en las ciudades.

El panorama es cuando menos desalentador. La sociedad se enfrenta al reto de tener que producir el doble de alimentos en una menor superficie cultivable, con menos mano de obra y con graves problemas de escasez de agua.

Si en la década de los 60 se produjo la “Revolución verde”, que consiguió incrementar la productividad agrícola mediante la mejora y selección de semillas, evolución de los sistemas de riego, fertilizantes, maquinaria, etc. en este momento el sector agrícola precisa de una nueva revolución, cuyo motor sean las Tecnologías de la Información ,y que permita afrontar los retos descritos a través de una “agricultura inteligente” o “agricultura de precisión”.

Tradicionalmente los agricultores se han basado en su intuición y experiencia para llevar a cabo las distintas tareas del campo siguiendo un calendario predefinido. Hoy en día, y gracias al uso de las tecnologías de big data, podrán tomar las mejores decisiones en cada momento, a través de la captura, almacenamiento y análisis de una ingente cantidad de datos en tiempo real procedentes de sensores que miden el PH o humedad de la tierra, calidad del aire o niveles de nitrógeno, imágenes aéreas procedentes de satélites o drones, previsión de tiempo por parte de las agencias meteorológicas…

Big data también permitirá mejorar la producción al proporcionar información sobre qué tipo de cultivo es más rentable plantar, en qué fecha exacta y en qué terreno concreto o qué cantidad exacta de agua y fertilizante precisará, lo que permitirá minimizar los costes de producción, así como los niveles de contaminación. Y es que la agricultura del futuro será, ante todo, sostenible con el medio ambiente.

Distintos tipos de sensores instalados en tractores, cosechadoras y maquinaria agrícola en general informarán al agricultor de posibles averías antes de que ocurran, lo que permitirá por ejemplo reemplazar una determinada pieza de manera proactiva y así evitar una posible rotura y la inutilización de la máquina en cuestión durante varios días, de lo que se resentiría la productividad.

Además de mejorar las cosechas, las granjas de animales también se verán beneficiadas por big data. Mediante el uso de una serie de sensores en los cobertizos, se podrá pesar automáticamente al ganado y ajustar la comida en la dosis adecuada en el momento preciso y, será posible monitorizar la salud de los animales en tiempo real y que aquéllos que estén enfermos puedan recibir la medicación necesaria a través de su comida.

Las enfermedades, plagas y las propias condiciones meteorológicas convierten la agricultura y la ganadería en negocios de altísimo riesgo. Todos los años se producen casos de cosechas perdidas totalmente por sequías, nevadas o lluvias torrenciales, así como el cierre de granjas debido a enfermedades como los famosos casos de las vacas locas”, la peste porcina o la gripe aviar. Mediante big data y el uso de analítica predictiva, agricultores y ganaderos podrán anticiparse al futuro con lala toma de decisiones oportunas para, al menos, poder reducir el impacto ante posibles catástrofes.

Pero la agricultura del futuro no sólo será aquélla que pueda mejorar los niveles de producción con el menor uso posible de terreno, agua, fertilizantes y mano de obra, sino que además tendrá que permitir optimizar los márgenes de venta de sus cosechas.

Y es que la gran volatilidad de precios en este sector es una de las mayores pesadillas de los agricultores, porque las oscilaciones que se producen son muy bruscas y repentinas: en sólo dos meses se ha llegado a duplicar el precio internacional del arroz. Gracias a las tecnologías big data, el agricultor podrá anticiparse a variaciones importantes en el precio de determinados productos mediante el uso de modelos matemáticos, y recibir recomendaciones en tiempo real para comprar y vender al mejor precio posible en cada momento.

Tenemos, por tanto, todas las esperanzas puestas en que la agricultura inteligente sea en breve una realidad para afrontar con éxito el reto de obtener los niveles de producción adecuados con el menor impacto posible en el medio ambiente y poder asegurar el alimento para las sociedades del futuro.

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