AGRICULTURA

Calidad de semillas y altura de napas: las claves para la campaña sojera

De cara a lo que en menos de un mes será el inicio de la siembra de soja, el INTA Las Breñas, continúa con jornadas de capacitación.

13 de Noviembre de 2019

 La idea es mostrar los resultados de los trabajos de investigación que venimos realizando y que nos permitan hoy tener herramientas que nos permitan -siendo manejadas, adecuadamente- acortar la brecha productiva, en nuestra región. Cuando hablamos de brecha productiva, nos referimos a la diferencia entre los rendimientos que se pueden alcanzar (5 mil kilos) y el promedio que tenemos (que está en 2 mil kilos)", comentó el ingeniero Gerardo Quintana, de la EEA INTA Las Breñas, quien además está al frente de la red de cultivares de soja del NEA.

"A través del trabajo que llevamos adelante con la Red NEA de cultivares de soja, que reúne una importante cantidad y variedad de ensayos, encontramos cuáles son esos factores, ambientales y de manejo, que afectan el rendimiento", remarcó

Expectativa de siembra y contexto

Si bien la poca superficie de girasol, puede prever un aumento en la de soja, Quintana señaló sobre esto que a la expectativa de siembra, hay que situarla en un contexto complejo, como el que le tocó vivir al sudoeste chaqueño y parte de Santiago. "En un principio, se estimaban unas 600.000 hectáreas de soja, después hubo un cambio importante por la reducción de la superficie de maíz (por precios de mercado principalmente), y esto puede hacer que esa superficie se incremente un poco más", reconoció.

"En los últimos 20 años, la superficie sembrada en Chaco, fue bastante estable variando entre 550 mil y 700 mil hectáreas, por lo que pienso que en noviembre, se estará definiendo la superficie total. En esto incidirá la superficie de maíz, y de algodón que se termine haciendo", indicó

La que si aumentó fue la superficie de trigo, pero en este sentido, Quintana dijo "el trigo es un cultivo que permite realizar un doble cultivo, tanto soja como maíz, en el mismo lote, en la misma campaña, puede influir en el rendimiento, porque el trigo consume mucha agua y nutrientes, y es conocida como una soja de segunda".

Calidad de semilla

El tema calidad de semilla será una clave en esta campaña, "porque es lo que más se afectó la campaña pasada con las inundaciones", puntualizó el ingeniero. "En este sentido, hay una gran demanda y poca oferta, por lo que el productor se arregla con lo disponible, y la cantidad de semilla por variedad está restringida. Es muy importante la información de la cual el productor se pueda valer para ajustarla a su lote".

En conclusión, Quintana manifestó que "para conocer la superficie final, dependerá de las precipitaciones durante la campaña. Creo que partimos muy bien, pero hay que ver cómo quedaron los lotes después de las inundaciones, pero si se dan las condiciones, se espera una campaña promedio, hacia arriba. Esperamos una campaña con buenos niveles, siempre que hay un buen manejo del cultivo".

En cuanto a la fecha de siembra, Quintana destacó que "sigue siendo el principal factor para el potencial de rendimiento. El mayor potencial se obtiene sembrando entre el 15 a 20 de diciembre, sea grupo corto o largo, y a medida que se retrasa la fecha va cayendo el rendimiento".

"Si bien existen herramientas como aumentar la densidad o reducir la distancia entre surcos, para la siembra tardía, será el productor el responsable, y tiene la posibilidad de acceder a esta información que además está en internet", concluyó.

¿Qué suelos tiene el productor?

"Si bien hemos hablado mucho del tema, y la campaña comenzó con el trigo y el girasol, ya estamos de cara a la campaña de soja. La idea es que los productores conozcan la situación actual de sus suelos, antes de tomar decisiones", estipuló la ingeniera Verónica Sauer, especialista en suelos de la EEA INTA, Las Breñas.

"Tuvimos mucho intercambio de información con otros colegas, y estamos notando una seria deficiencia de fósforo, nitrógeno, azufre también, y la recomendación es hacer un muestro general del suelo, ver cuál es la composición nutricional y hacer las compensaciones necesarias para esas deficiencias. Muchos productores ya tienen esa información y están trabajando en corregir eso", ponderó.

"Otra cosa importante es que en muchos lugares no baja la napa, todavía permanece en tres metros. Normalmente, es cuando está a niveles de cuatro metros, es cuando hay efecto sobre el cultivo. Se están salinalizando los suelos, y eso no es bueno", remarcó

Sauer destacó que "es un fenómeno que no se dio con inundaciones anteriores de similares milimetrajes". "Nosotros tenemos información que data del año 39, y por ejemplo comparando con milimetrajes similares a los de la campaña pasada la napa no había llegado a los 5 metros, lo normal es bajo de los seis metros", indicó.

Fuente: Diario Norte 

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