La misma historia se repite

 Diego Ustarroz, EEA INTA Manfredi, presentó la problemática de malezas resistentes en Córdoba. Una de las cuestiones que le ha jugado en contra a todo el sistema productivo ha sido la reducción de la superficie sembrada con trigo, por las razones ampliamente conocidas. El cereal es vital en términos de aporte de carbono y de combate de malezas.

Tampoco ayudó en absoluto el corrimiento en la fecha de siembra de maíz, que pasó a ser tardío de manera predominante. Al no tener tres meses durante toda la primavera un cultivo que compita con las malezas los productores se ven obligados a hacer alrededor de tres aplicaciones hasta llegar a la siembra del maíz. Esto no sólo incrementa los costos de producción sino que además predispone a la generación de resistencia a estos herbicidas que se están aplicando.

Una de las principales malezas en la zona es rama negra (Conyza bonariensis). En un lote que se desocupa temprano, una soja por ejemplo, el control de esta maleza se tendría que estar realizando a fines de abril-principios de mayo, con glifosato y un herbicida hormonal, puede ser 2,4D, y algún herbicida residual que controle los nacimientos durante mayo y junio. Con eso es suficiente.

¿QUÉ HERBICIDAS RESIDUALES FUNCIONAN BIEN?

Clorsulfuron más metsulfuron, metsulfuron como residual también funciona muy bien, y clorimuron. Cuando vamos a maíz, como pre-emergente residual se usa picloram y atrazina. Rama negra es manejable cuando está en estado de roseta, después empieza a complicarse. 

Otra maleza que los tiene a mal traer es Gomphrena pulchella. Nace en un solo flujo, es decir, con la primera precipitación de primavera en Córdoba. Los más eficientes han sido los inhibidores de ALS: clorimuron, Percutor, entre otros, pero hay otro modo de acción y en todos los casos flumioxasin y sulfentrazone tuvieron un control de un 80-90%.