Clima: "Hay que estar alertas al mes de abril"

 Si bien nada es preciso en pronósticos del tiempo, lo cierto es que hay ciertos parámetros que los especialistas tienen en cuenta y que deben obligar al productor a tomar los recaudos necesarios para que -como dice Sierra- "quiera Dios que no pase nada, pero habría que estar preparados por si pasa todo".

Así dejó su mensaje: "Hay que trabajar con la naturaleza y no contra la naturaleza. Hay que tratar de entenderla y ver qué es lo que está haciendo, contribuyendo a eso que hace la naturaleza.", destacó

Mes impredictible

Sierra recordó que está concluyendo un ciclo climático que a pesar que se decía que iba a ser un año seco, no lo fue en la mayor parte del país. "El litoral fluvial tuvo una recidiva de El Niño y ahora entramos en una etapa crítica, pero impredictible que es el mes de abril", advirtió el especialista. Es que cuando vienen esos años muy perturbados, es notable que marzo sea tranquilo. Tal lo que sucedió en 2016, cuando parecía que se había acabado El Niño y "abril fue de terror".

El año pasado, las lluvias comenzaron el 31 de marzo y terminaron a fines de abril, haciendo temer por la cosecha, afectando a la ganadería, al algodón y al tabaco, entre otras producciones. "Ahora estamos en la misma situación con un marzo que aparenta ser muy tranquilo, pero con la historia que acarreamos tenemos que temer un abril medio peligroso en cuanto a exceso de lluvia en la alta Cuenda del Plata", afirmó.

"Hay que estar alertas"

Sierra fue contunde al afirmar: "Es para estar alertas: quiera Dios que no pase nada, pero habría que estar preparados por si pasa todo". Es que de marzo a abril hay un cambio previsible, pero no es predictible. "Es un momento crítico del año y que trae muchos disgustos. Por eso, los productores y los funcionarios deberían estar alertas. Si pasa y uno está preparado, los daños van a ser muchos menores", explicó Sierra.

La realidad que vive el Chaco

NORTE Rural le preguntó al agroclimatólogo el porqué de la realidad que vive el Chaco, con situaciones de inundaciones en una zona y de sequía en otra. "La principal causa es la fisiografía del Chaco. Gran parte de la Argentina es geológicamente nueva, con altos y bajos. Los altos tienen las mejores tierras pero son proclives a la sequía; mientras los bajos juntan los excesos hídricos. Con los excesos hídricos bajan los sedimentos por lo que la naturaleza rellena esos bajos. Por eso estoy en contra de las canalizaciones, ya que hay que dejar que la naturaleza haga su trabajo", comentó Sierra.

Así, recordó que el Chaco fisiográficamente hablando- es parte del Paraguay. Es una zona que tiene fases climáticas: "Hace unos 10 años volvió algo parecido a esa gran sequía del Gran Chaco, que le ha bajado la capacidad agrícola a la mayor parte de Sudamérica y genera que el clima se manifieste en precipitaciones localizadas severas con tormentas. Entonces, el escurrimiento de los altos que han sido desmontados para agricultura, las canalizaciones mal hechas, las rutas sin alcantarillas y los puentes estrechos sobre los ríos, canaliza el agua hacia los bajos y lo inundan mucho más de lo que se podrían inundar", concluyó. Además, "las ciudades han crecido sin ningún plan, por lo que el hombre genera su propia vulnerabilidad a la actividad humana".

Fuente: Norte Rural