Mendoza

La demora de pagos de la industria destruye a las economías regionales

Hoy los productores precisan de créditos de inversión, un esquema tributario acorde y la formalización de instrumentos financieros.

Matías Lestani
4 de Julio de 2017

07-07-17 Las economías regionales están sufriendo en forma importante el reacomodamiento económico, despertando una serie de alertas que se deberían tener en cuenta si queremos recuperar la competitividad del sector.

Existe una multiplicidad de factores que han llevado inexorablemente a la pérdida de rentabilidad sostenida en el sector en los últimos tiempos, aunque esta pérdida no es más que una manifestación del problema.

Los Costos de producción. No es ninguna novedad que si tomamos una comparativa de precios de venta de producto con respecto a los precios de los recursos involucrados en el proceso de producción para generar los mismos, las tasas de crecimiento de estos últimos duplican en dólares a los primeros. Es decir los costos subieron por el ascensor y los precios de venta por la escalera.

Como tomadores de precios de mercado, en lo que a costo se refiere, la gestión de los productores redundó en una pérdida de reinversión en las fincas y la suspensión de las tareas de mantenimiento o secundarias. El efecto es un golpe a la productividad en el corto y mediano plazo, y a la sustentabilidad del sistema.

El tipo de cambio de "libre flotación", si analizamos los costos en dólares se percibe en un atraso cambiario, que de esta forma actúa como un ancla cambiaria para lograr las metas de inflación. No es esperable un reacomodamiento en el tipo de cambio en este contexto, al menos no de una magnitud significativa que mejore por sí sola la competitividad del sector.

Los precios de los productos hoy se ven afectados por una falta de mercados de destino y por las importaciones que en algunos casos vienen creciendo a ritmo acelerado, como los tomates enteros en lata y el maíz dulce en conserva, que sin duda repercutirá en los valores pagados a los productores.

Un componente importante en cuanto al precio real de los productos comercializados es el período de pago promedio que ofrece la industria. Así, una vez generado el análisis y la liquidación al productor de lo que ya ha entregado, el pago real se extiende en algunos casos hasta 7 u 8 meses, con los consiguientes efectos financieros sobre el bolsillo del productor, como atrasos en los pagos de obligaciones fiscales y patronales, entre otras (todas ellas cobran punitorios). 

También esta dilación en el pago genera una merma en el poder de negociación frente a proveedores ya que al no contar con una herramienta de pago pierde poder de decisión económica de compra.

Los componentes parecen los de una tormenta perfecta, la solución se encuentra por frentes múltiples, pero todos intrínsecamente relacionados con la mejora de la competitividad real del sector, basada en la mejora de su calidad y productividad, que tendrá que ser fuertemente respaldada por el Estado por medio de:

Créditos, fondos cíclicos de ayuda e inversión para reconstitución de capital de trabajo e insumos. Medidas que ayuden a fortalecer la estructura productiva.

La formalización de instrumentos financieros o valores negociables que permitan acortar los plazos de cobro por sus productos, reduciendo los costos financieros ocultos que erosionan la rentabilidad del productor y su capacidad de reinversión.

La creación de un esquema tributario no distorsivo y adecuado acorde a la escala productiva. Los pequeños productores son los más afectados bajo estas inequidades fiscales.

La tarea está pendiente y el sector no puede esperar tiempos burocráticos para que la ayuda llegue. Brindar una respuesta a tiempo es una condición primordial para evitar que la ayuda quirúrgica se convierta en autopsia.

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