MENDOZA

Lobesia Botrana: evalúan el tratamiento con feromonas

Investigadores del INTA Mendoza describieron el desarrollo biológico del insecto, con el objetivo de armar estrategias fitosanitarias de bajo impacto ambiental.

Chacra
4 de Julio de 2018

 04/07/18 Para controlar la Lobesia Botrana, la principal plaga que afecta los cultivos de vid, investigadores del INTA Mendoza describieron las etapas de desarrollo biológico del insecto y su comportamiento, a la vez que evaluaron la eficacia del tratamiento con feromonas, y analizaron indicadores de impacto ambiental de distintas estrategias.

Lograr un manejo eficaz y sustentable de esta plaga requiere "conocer su bioecología a través del año, la presencia de enemigos naturales, las posibles medidas culturales y las herramientas químicas, biológicas o biotécnicas disponibles que permitan disminuir los daños por debajo de los niveles económicos", explicó Violeta Becerra, responsable del Laboratorio de Fitofarmacia y Manejo Integrado de Plagas del INTA Mendoza.

El principal daño realizado por la Lobesia botrana está dado por las larvas que se alimentan de flores y frutos desde cuaje hasta maduración, con la consecuente disminución de rindes y pérdida de calidad en uvas, sobre todo cuando se destina al consumo en fresco. Al mismo tiempo, esta acción causa perforaciones y daños en las plantas que facilitan el ingreso de hongos causantes de la podredumbre del racimo.

El uso de feromonas

La Técnica de Confusión Sexual facilita el monitoreo y control de las poblaciones de Lobesia botrana a partir de feromonas que imitan el mensaje de comunicación sexual utilizado por las hembras para atraer a los machos. De las alternativas posibles hasta el momento, es el método de control más recomendado, ya que no deja residuos fitosanitarios en frutos y subproductos, no implica riesgos en las aplicaciones a campo y no daña a otros insectos, enemigos naturales de la plaga.

"La feromona volátil satura el ambiente y forma una especie de nube aromática que confunde a los machos y, debido a este exceso de estímulos, no pueden detectar la presencia real de las hembras", argumentó Becerra, quien agregó: "Esto produce una disminución drástica del acoplamiento y consecuentemente de las oviposiciones, hasta reducir la densidad poblacional de la plaga y de los daños en el cultivo".

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En general, los insectos atraviesan la temporada invernal en un estado de resistencia y, en el caso de Lobesia botrana, se ubica bajo la corteza de la vid en forma de pupa o crisálida. "Si bien no es conveniente realizar aplicaciones ni otros tratamientos en este momento, sí es posible iniciar la colocación de las trampas para el monitoreo de la cantidad de machos presentes en las producciones de vid", apuntó Becerra.

Respecto al monitoreo, la sugerencia es colocar las trampas en lugares donde no se hallen los difusores de feromonas, ya que la nube generada por estos dispositivos en el campo impide el normal funcionamiento de la trampa -excepto que los cebos con feromona femenina empleados sean suficientemente concentrados-.

Además, la técnica recomendó ubicar los difusores de manera temprana, inclusive antes de brotación, y aclaró que este procedimiento no afecta la duración total de la emisión, debido a que la difusión de la feromona volátil es proporcional a las temperaturas.

En el caso de viñedos muy afectados, se recomienda el uso de feromonas en combinación con productos químicos -autorizados por el Senasa- con aplicaciones bastante distantes respecto del tiempo de cosecha para evitar la acumulación de residuos en uvas y vinos.

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