INVESTIGACIÓN

Arvejas: un complemento a los cultivos de invierno

Especialista del INTA Arroyo Seco, explica la incorporación de la arveja a los esquemas productivos como complemento a los cereales de invierno.

5 de Abril de 2019

En Argentina el consumo de arvejas es muy limitado, Gabriel Prieto, especialista del INTA Arroyo Seco- Santa Fe- explicó las bondades de la legumbre no sólo para el consumo humano sino también para las dietas forrajeras y como complemento a los cereales de invierno.

El especialista, sostiene que nuestro país la cultura no incluye arvejas a la dieta diaria, por lo que hay bajo consumo interno y la gran mayoría de la producción se exporta. Pero se trata de organismos que provienen de una planta no modificada genéticamente y que además son libres de gluten por lo tanto son un alimento apto para celíacos.

A su vez, en diferente investigaciones que realizaron, se observó que enlas nuevas variedades de arvejas hay niveles de proteínas muchos más altos que lo que se pensaba. En ese sentido, también puede ser una buena alternativa de reemplazo en las dietas forrajeras a base de harina de soja, indicó Prieto.

Tal es así, agrega, que desde Europa- principal consumidor de harina forrajera- hay mucha presión para que las mismas provengan de organismos no modificados genéticamente y que sean harinas no extraídas con solventes.

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En cuanto al uso de las arvejas como complemento a los cereales de invierno, desde el INTA, la propuesta es hacer un uso económico del suelo, con manejo de siembra directa integral con rotación de cultivos, y las legumbres como cultivos de invierno son una buena opción ya que no compiten con el trigo, sino que lo complementa ya que tienen otra función y otra demanda de recursos del suelo.

En los relevamientos que los técnicos realizan todos los años en la zona pampeana núcleo, observaron que la ocupación con cultivos de invierno(trigo, arveja, cebada, cerveceras y verdeos de invierno) es de apenas un 30% de la superficie, por lo que el resto son todos barbechos.

Esto significa, indica el referente, que hay una subocupación de área que no se aprovecha con cultivos. Esa área está generando que el agua se evapore, por lo tanto se pierda y no sea productiva. También produce que las malezas cumplan un ciclo y amplíen el banco de semillas lo cual es muy perjudicial, porque controlar esas malezas tiene un costo económico y ambiental alto.

Entre las ventajas de incorporar la legumbre como cultivo de invierno, Prieto asegura que la leguminosa consume entre 250 y 300 milímetros de agua útil, con una eficiencia de uso de alrededor de 10 a 12 kilos de grano por milímetro de agua. Esto provoca un remanente estratégico en el perfil del suelo beneficioso para los cultivos de verano posteriores.

También destaca su alta capacidad de fijación biológica de nitrógeno de aproximadamente el 50% de las necesidades totales. "Esto la convierte en una opción viable como antecesor de cultivos de segunda, especialmente de cereales estivales. Es una forma natural de aportar nutrientes con resultados muy auspiciosos", finalizó.

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