MALEZAS

Cómo enfrentar al yuyo colorado

Los especialistas recomiendan tomarlo muy en serio y ser muy prolijos a la hora de combatirlo. Los riesgos de quedarnos sin herramientas.

Chacra
12 de Octubre de 2016

Hace cinco campañas que el yuyo colorado resistente castiga al noroeste de Buenos Aires y el sur de Santa Fe y de Córdoba. Por cierto, en el caso de Amaranthus hybridus se ha corrido hacia gran parte de esta última provincia, el centro de Santa Fe y el NOA. Amaranthus palmeri, en cambio, predomina en el sudoeste de la provincia mediterránea, aunque también se lo ha detectado en el centro y sudeste de Córdoba y Santa Fe y el NOA.

El punto es que los dos tipos de yuyo colorado son de temer y han manifestado resistencia a glifosato, entre otras cosas; de hecho ya tenemos biotipos resistentes a inhibidores de la ALS. La pelea no es sencilla. Las espadas de esta contienda son específicas y cuando antes se conozcan, mejor.

Duro con ellas

Diego Ustarroz, especialista de la EEA INTA Manfredi subraya que el primer objetivo en ambos casos es reducir al mínimo la producción de semillas. Pensemos que unas 4.000 plantas en torno de un alambrado darán en total una producción de un billón de semillas. Lo mismo puede suceder cuando tenemos escapes de una planta cada 2 m2 en un radio de 100 ha. Así, es probable que estemos generando resistencia para los productos que utilizamos actualmente, por caso los herbicidas hormonales o los residuales como los PPO. Para no perder estas herramientas, el objetivo tiene que ser utilizar programas de manejo agresivos, con cero tolerancia de escapes, para lo cual es necesario combinar residuales y postemergentes con diferente sitio de acción, más desmalezado manual y cultivos de cobertura. "Muy pocas plantas deben sobrevivir al control químico, y las que se escapen hay que sacarlas de forma manual para que no produzcan semillas. Si no lo hacemos, la resistencia a otros herbicidas estará a la vuelta de la esquina", advierte Ustarroz.

Una estrategia posible en soja pasa por utilizar en octubre -con nacimientos de yuyo colorado- un herbicida hormonal con saflufenacil (de contacto). Previo a la siembra de la oleaginosa en noviembre -unos quince días antes- recurrir a una mezcla de un hormonal y glifosato con algún herbicida residual (PPO mezclado con metribuzin o Dual). Y si hay escapes utilizar nuevamente inhibidores de la PPO en post-emergencia.

Como vemos, en el monocultivo de soja hay pocas variantes de control. Por eso es fundamental rotar con maíz para poder usar otros modos de acción, como atrazina con Dual, y luego si hay escapes en post-emergencia de un maíz sembrado en fecha podemos pensar en mesotrione o topramezone, en mezcla con atrazina, que tiene buen control de yuyo colorado hasta los 10-15 cm. Si se trata de un maíz tardío tenemos que echar mano en octubre de hormonales acompañados de byciclopirone (Acuron 1) para darle la necesaria residualidad, y luego ir con un hormonal más atrazina y Dual en diciembre, pegado a la siembra. Si hubiese algún escape podemos utilizar topramezone o mesotrione más atrazina.


(Más información en la edición impresa de revista Chacra- Edición Octubre)

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