Gerenciamiento

Reconvertir soja y maíz tiene sus ventajas

Con un commodity, la diferencia se hace solo por medio de altos rindes. El punto es sumar alternativas menos sensibles a los vaivenes del clima y el alquiler. Así, carne vacuna y derivados de la industrialización reemplazan la venta del grano tal cual. Funciona.

Claudio Gianni
20 de Febrero de 2018

No hay duda de que los números del negocio se han vuelto más finos, un escenario que parece haber llegado para quedarse. Luis Negruchi, integrante de la Regional Venado Tuerto de Aapresid no tiene pensado resignarse tan fácilmente. Y cuenta con antecedentes concretos. Este asesor en agricultura de precisión y productor agropecuario ha incursionado en la exportación directa en tiempos en que los ROE y el intervencionismo complicaban las chances de comercializar el grano propio. "Siempre pensamos en el agregado de valor como una oportunidad para darle una vuelta de tuerca al negocio, y pudimos hacer algunas exportaciones de maíz y trigo. Por tratarse de una empresa pequeña la iniciativa quedó relegada una vez que el escenario se normalizó tras el cambio de gobierno, pero este año volvimos a retomar el tema de sumar valor, con la intención de salir del commodity y pasar a algún producto elaborado".

Luis Negruchi de la Regional Venado tuerto de Aapresid, tiene vasta experiencia en el camino de buscar alternativas a la venta del grano dentro de los canales habituales 

El negocio de Negruchi parte de campos propios y arrendados, y más allá de que ahora la política hacia el sector es otra, la casa no está en orden. Las cuentas del alquiler se han complicado -"no tiene una renta acorde al riesgo que estamos tomando"-, en especial con los precios actuales y las dificultades que generaron los excesos hídricos del año pasado ante la falta de infraestructura que padece nuestro agro. "Diría que frente a cualquier inconveniente climático, la actividad se torna económicamente inviable con los alquileres que se pretende cobrar. Por eso, constantemente estamos pensando en qué hacer para salir de esta encerrona, porque ya hemos achicado mucho la superficie arrendada y con eso no alcanza. Asimismo, formalizamos asociaciones con el dueño de la tierra, pero no es una costumbre generalizada en el sector. Algo tiene que pasar con el negocio de producir arrendado, así como va no tiene futuro", sentencia nuestro entrevistado.

Por lo pronto, Negruchi no vende el maíz como solía hacerlo. Tampoco los terneros de un campo de cría que está manejando salen al mercado como tales y desde hace cuatro años se engordan en un corral armado a tal efecto. "La historia no termina ahí. Los dos últimos años, al abrirse una aceitera en la zona entregamos la soja y nos devuelven el expeller. Por lo demás, hay en cartera una serie de negocios que estamos analizando en detalle, pero todos demandan volumen, algo que es cada vez más difícil reunir en la medida en que vamos achicando la superficie arrendada. No hay un minuto en que dejemos de buscar alternativas. El ciclo completo ganadero nos ha mejorado especialmente los números del negocio; las cuentas de la hacienda no se han puesto tan delgadas como las de la agricultura. Está claro que no es conveniente quedarse con un único negocio dentro de las actividades del campo, ya que, de lo contrario, el riesgo es altísimo".

A favor y en contra

Desde luego el contexto también cuenta. El financiamiento de los bancos y empresas ha sido clave para el productor estos últimos años. Incluso las tarjetas de crédito específicas han registrado un crecimiento casi exponencial. "Jugar con días libres, planes canje, tasas de interés bastante acomodadas y el poder pagar a cosecha; de no haber tenido estas herramientas las cosas hubiesen sido mucho más complicadas", reconoce el agroempresario.

En la otra vereda, la carga impositiva sigue siendo alta. Y más allá del peso tributario en sí, lo que más complica es la cantidad de impuestos y tasas que debe afrontar el productor en particular y el contribuyente en general. "Hay impuestos nacionales, provinciales y municipales. Una de las consignas que impulsó este gobierno es la de intentar simplificar el sistema, reducir el nivel de burocracia. Ojalá lo logre. Y hay que explicarle a la sociedad que sin la quita de retenciones en trigo y maíz, muy probablemente hoy no estaríamos aquí".

Otro de los problemas que aquejan al negocio, si bien no es nuevo, pasa por las dificultades para conseguir personal destinado a trabajar y vivir en el campo. Los avances en las comunicaciones han sido una ventaja y permitieron revertir en parte una situación que estaba tornándose crítica. "Hoy en el campo se tiene un confort que años atrás no existía -enfatiza Luis-, pero así y todo,

"No es fácil incorporar gente"

¿Y los fierros? Negruchi no cuenta con equipos propios, todo el trabajo de campo se hace con contratistas a los que ha ayudado a afianzarse y a los que capacita permanentemente. "Contamos con certificación RTRS y utilizamos la norma ISO 9001, y abrazamos las Buenas Prácticas Agrícolas y en este sentido formamos a quienes operan los equipos. Hay mucha tecnología dando vueltas en el campo, maquinaria en la que se invierte muchísimo dinero; hay que preparar a la gente para operarla adecuadamente".

La idea es incorporar tecnología que les sirva a todos, contratista y contratante. Las sembradoras que se emplean están dotadas de monitores con transmisión online a través de la nube, lo cual permite tener un control en tiempo real de lo que está pasando con la máquina -por ejemplo, la cantidad de semilla empleada, si está detenida o no, cuántas hectáreas hizo en el día-, indispensable respecto del cumplimiento de las normas que se están certificando. Lo mismo con los monitores de cosecha. "Pretendemos trazabilidad para nuestros productos y procesos. Salvo estos años en que los problemas de piso nos obligaron a tomar alguna máquina doble tracción pequeña que de pronto no cuenta con monitores de rendimiento para poder sacar la cosecha, el resto se hace exclusivamente con estos equipos de la agricultura de precisión. Los datos de los monitores de rendimiento nos sirven para hacer un análisis de campaña y determinar qué paso en cada uno de los campos que trabajamos".

Dos ambientes

Allí donde las condiciones imperantes lo aconsejan, el manejo es diferenciado. Así, en los lotes de capacidad de uso II que maneja Negruchi al oeste de la localidad de Venado Tuerto se toman decisiones por ambientes; el monitor de rendimiento es clave para saber cuál es el punto de partida y cómo están evolucionando los planteos. "Tratamos de reunir una serie de datos para definir dichos ambientes. Trabajamos mucho con imágenes satélites, con el relieve, con mapas de rendimientos, análisis de suelo y el conocimiento empírico del lote. Hemos experimentado también con Veris. Como resultado de eso, en trigo recurrimos a dosis variable y en maíz utilizamos densidad y dosis variables. Los ensayos en los que se ha variado la densidad en trigo no dieron mayores resultados. El punto es que se le da a cada ambiente el aporte de nutrientes que necesita más un plus de reposición. Si un cultivo incrementa su rinde, paralelamente se está llevando una cantidad mayor de nutrientes, y si no los reponemos estamos en un problema".

En soja todavía no le han encontrado la vuelta para cosechar los beneficios que puede dar una ambientación. Pero además, la oleaginosa viene envuelta en un dilema. "No hemos tenido un salto productivo como el que se dio en maíz; venimos relativamente estancados en términos de rendimiento. Es una preocupación que tenemos productores y técnicos. El punto es que un año probamos una tecnología y terminamos convencidos de que el problema está resuelto, pero al año siguiente ya no funciona. No podemos salir de los resultados erráticos. Necesitamos mejorar rendimientos sin perder de vista la sustentabilidad".

Luis busca segmentar dos y en algún caso, tres ambientes. "Cuando el contratista tiene equipos para hacer tasa variable, la empleamos. Tenemos acceso, asimismo, a máquinas al voleo, ya que el fosforo lo aplicamos anticipadamente, es decir voleado en dosis variable. Y en los casos en que no conseguimos estos equipos apuntamos a delimitar espacios de una manera sencilla: en lo posible armamos dos ambientes y decimos de qué manera se siembra y fertiliza uno y otro. La rotación no se modifica según el ambiente; los cultivos son los mismos, sólo se varían densidad y dosis de fertilizantes. Nada está descartado, pero por ahora pensamos que los ambientes no son tan desparejos como para alterar la secuencia de cultivos".

El abanico de trabajo de nuestro entrevistado también incluye lotes homogéneos que no justifican hacer diferenciación alguna. En este caso se recurre a potenciar la fertilización y al uso de cultivos de cobertura.

Duro con ellas

Negruchi asegura que el primer paso para manejar las malezas es conocerlas. Hay una generación de técnicos y productores que no tuvieron que convivir con esa necesidad, ya que existía un producto que combatía todas las malas hierbas, un sistema muy sencillo que de un tiempo a esta parte está perdiendo efectividad. "Hay que aprender de los errores cometidos con la tecnología RR. Estamos todos en el mismo barco, y en lo posible, debemos evitar hundirlo. Por eso hay que ser muy cuidadosos con las nuevas herramientas. Ser conscientes de que se perdió buena parte del conocimiento de malezas, lo cual hace difícil poder atacarlas. En los últimos años esto se está revirtiendo y hemos vuelto a agarrar los libros", enfatiza el agroempresario.

El gran secreto pasa por un manejo adecuado y recurrir a las mezclas de productos; actualmente, es inviable enfrentar este combate con un único principio activo. Por eso es cada vez más importante la compatibilidad entre herbicidas, que no floculen al mezclarse. Desde luego, también juega el tamaño de la maleza y las estrategias de monitoreo y seguimiento. "Hay que estar mucho más encima de los lotes y aprender cómo actúan las distintas mezclas de productos y su compatibilidad. Ya tenemos resistencia a varios principios activos; tratemos de no agravar la situación. Acostumbrémonos a rotar productos al igual que rotamos cultivos. Pensemos que no hay moléculas nuevas a la vista. Trabajemos con lo que tenemos y tratemos de usarlo de manera que perdure en el tiempo". Un buen consejo, sin dudas.

(Más información en Revista Chacra impresa de febrero 2018)

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