De los cinco productos que presentaron menor diferencia entre el precio que recibió el productor y el que pagó el consumidor, 3 forman parte de la canasta frutihortícola y 2 de la de origen animal.
Desde el INTA Famaillá, Tucumán, un equipo de investigación desarrolló bioinsumos a base de bacterias promotoras de crecimiento vegetal como alternativa agrícola para mejorar los rendimientos del cultivo de frutillas y reducir el impacto de las condiciones de estrés biótico y abiótico.
Con tecnología de mulch plástico, un equipo de especialistas del INTA en el Valle de Lerma impulsa el cultivo en una zona que posee condiciones ambientales favorables para su desarrollo.
Se trata de Neopestalotiopsis clavispora, un patógeno que causa severos daños en los campos frutilleros y está asociado a la podredumbre de la corona y las raíces.