Alerta por la presencia de orugas, caracoles y pulgón amarillo
Noviembre dejó lluvias de hasta 75 mm y cultivos en buen estado, pero el Sistema de Alarma detecta insectos, orugas y caracoles que obligan a reforzar el monitoreo.
El INTA Marcos Juárez difundió su informe de noviembre con un doble mensaje para los productores de la región núcleo: por un lado, las condiciones agroclimáticas del mes -con lluvias que promediaron los 75 milímetros y temperaturas moderadas- favorecieron el desarrollo de los cultivos de verano y permitieron un impulso notable en la cosecha de trigo, que está mostrando rindes muy por encima del promedio histórico. Por otro, comienzan a aparecer las primeras señales de alerta en materia sanitaria, con detección de plagas que podrían comprometer la implantación y el crecimiento inicial de soja, maíz y sorgo.
El Sistema de Alarma de Plagas Agrícolas registró una baja actividad de polillas en trampas de luz: no se observaron picos de vuelo, pero sí presencia de especies relevantes para la campaña, como Helicoverpa gelotopoeon (bolillera), H. zea (oruga de la espiga), Rachiplusia nu (medidora) y Crocidosema aporema, el barrenador del brote de soja. Aunque sus poblaciones actuales no representan un riesgo inmediato, el organismo insiste en sostener la vigilancia, especialmente sobre lotes recién emergidos.
Más preocupante es la aparición de orugas cortadoras, que ya muestran actividad en campos de soja. El INTA identifica tres especies involucradas: la oruga variada (Peridroma saucia), la oruga de la papa (Feltia deprivata) y Athetis rionegrensis, esta última asociada a lotes con Vicia villosa como antecesor. Los umbrales de intervención se mantienen en 8% de plantas cortadas para soja y 5% para maíz, niveles que pueden alcanzarse rápidamente bajo condiciones climáticas favorables para estas plagas.
El informe también advierte sobre un incremento de caracoles, cuya proliferación responde a la combinación de humedad y temperaturas templadas. Si bien pueden defoliar plantas jóvenes en altas densidades, el principal riesgo no es el daño directo, sino las complicaciones que generan en cosecha por el atascamiento de maquinaria. El INTA recomienda seguimiento cercano y evaluar controles si la presencia se intensifica.
En el caso del sorgo, la atención está puesta en el pulgón amarillo, cuya llegada a los lotes suele producirse cuando el cultivo presenta cuatro hojas desplegadas. El umbral de control químico se fija en 20% de plantas con aproximadamente 50 pulgones por hoja, aunque el uso de híbridos tolerantes retrasa significativamente la necesidad de intervención.
El organismo técnico subraya que, pese al "muy buen" inicio general de la campaña gruesa, el escenario sanitario exige monitoreo frecuente, especialmente en lotes con antecesores de cobertura o pasturas, donde las plagas encuentran condiciones más favorables para su desarrollo. La recomendación es clara: actuar temprano para evitar daños en estadios iniciales, donde la pérdida de plantas puede impactar de manera decisiva en el rendimiento final.

