Bolivia concretó un avance estratégico en su política de comercio exterior al quedar habilitada para exportar carne vacuna y de avícola a Egipto, luego de obtener el Certificado Veterinario de Exportación bajo normas halal, un requisito clave para acceder a los mercados de mayoría musulmana. La medida fue confirmada por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (SENASAG) y celebrada por el sector productivo y exportador.

El proceso de habilitación demandó más de dos años de trabajo técnico, iniciado en 2022, e incluyó auditorías sanitarias, evaluaciones de bioseguridad y la verificación del cumplimiento de la normativa islámica en plantas frigoríficas bolivianas. Tras completar estas instancias, en los últimos meses se logró la aprobación definitiva que permite avanzar con los envíos al mercado egipcio.

Según informaron las autoridades sanitarias, cuatro frigoríficos bolivianos quedaron autorizados para exportar bajo certificación halal: FRIGOR, BFC, FRIDOSA y SOFÍA. Estas plantas cumplen con los protocolos exigidos tanto en materia de inocuidad alimentaria como en el método de faena y trazabilidad requeridos por la normativa religiosa.

Egipto representa un destino de alto valor estratégico, no solo por su población superior a los 100 millones de habitantes, sino también por su rol como puerta de entrada a otros mercados del norte de África y Medio Oriente. En ese contexto, la habilitación es vista como una oportunidad para diversificar destinos de exportación, reducir la dependencia de mercados tradicionales y mejorar el posicionamiento internacional de la carne boliviana.

Desde el sector productivo destacan que Bolivia cuenta con un cupo exportable de alrededor de 44.000 toneladas de carne bovina, de las cuales una parte significativa ya se coloca en mercados externos como China, Rusia y Ecuador. La apertura del mercado egipcio permitiría ampliar ese volumen y mejorar el valor de las exportaciones, con proyecciones que apuntan a un fuerte crecimiento de los ingresos en los próximos años.

No obstante, las autoridades nacionales remarcaron que la expansión exportadora deberá avanzar sin afectar el abastecimiento interno ni provocar distorsiones en los precios locales, un punto sensible en el debate económico. En ese sentido, aseguraron que el monitoreo del mercado interno seguirá siendo una prioridad.

Con esta habilitación, Bolivia consolida su estrategia de inserción internacional de productos agroindustriales con valor agregado, fortalece su perfil sanitario y da un nuevo paso para posicionarse como proveedor confiable de carne en mercados exigentes a nivel global.