Plagas

Con un manejo integral, se puede reducir el daño en girasol por aves

Técnicos del INTA Reconquista impulsan una estrategia integral para enfrentar la histórica presión de palomas y cotorras sobre el girasol en el norte santafesino.

9 de Diciembre de 2025

En el norte de Santa Fe, donde el girasol convive desde hace décadas con la presión de palomas y cotorras, un equipo del INTA Reconquista impulsa un enfoque integral para minimizar pérdidas en la etapa final del cultivo. La estrategia combina planificación, elección adecuada de híbridos y secado anticipado, una herramienta que permite adelantar la cosecha y reducir la ventana de exposición a las aves.

Con un manejo integral, se puede reducir el daño en girasol por aves

El girasol es, históricamente, uno de los cultivos más afectados por este tipo de daños. Por eso, los técnicos remarcan que la clave es anticiparse. "Las decisiones deben integrarse desde el inicio de la campaña, porque la presión de aves condiciona todo el manejo posterior", explicó Gonzalo Scarpin, referente del INTA Reconquista. Los estudios realizados en la región muestran que el impacto no solo cambia entre campañas, sino también dentro de un mismo lote, lo que dificulta una estimación precisa y refuerza la necesidad de planificar.

Una de las primeras decisiones estratégicas es la selección del híbrido. "Cuando la población de aves es alta, el objetivo debe ser proteger el cultivo desde el comienzo: elegir híbridos adecuados, ajustar densidad y trabajar para lograr capítulos más compactos", señaló Daniela Vitti, especialista en manejo del cultivo del INTA Reconquista. En zonas con menor presión, los productores tienen un margen mayor para priorizar el rendimiento, aunque la atención vuelve a intensificarse cuando el cultivo entra en etapas reproductivas avanzadas.

En esa instancia, aparece el secado anticipado como herramienta decisiva. Según Scarpin, "cuando los daños comienzan, el tiempo pasa a ser el factor central. Cada día extra en el lote es una oportunidad para que las aves aumenten el impacto". Ensayos locales muestran que, aplicado en el momento adecuado, el desecante puede adelantar la cosecha entre 17 y 24 días, dependiendo de la fecha de siembra.

Vitti detalla que, para siembras óptimas, el mejor momento de aplicación es con 34% de humedad del grano -alrededor de 38 días después de floración-, lo que permite adelantar la cosecha unos 17 días. En siembras tardías, el umbral se eleva al 53% de humedad, cerca de los 28 días posteriores a la floración, logrando adelantos de hasta 24 días. "Las diferencias dependen del híbrido y de las condiciones de cada campaña, pero el principio es el mismo: cuanto antes pueda retirarse el cultivo, menor será la pérdida", remarca.

Los especialistas subrayan que esta práctica no afecta la calidad industrial del grano. "La cosecha anticipada no modifica el porcentaje de aceite, porque su síntesis se completa antes del fin del llenado", aclara Vitti. En cuanto al uso de insumos, los técnicos recuerdan que los productos deben estar registrados por Senasa y aplicarse respetando los períodos de carencia.

Más allá de las herramientas puntuales, el INTA insiste en una visión sistémica. "El daño por aves forma parte del sistema agrícola. No se resuelve solo en el momento final del cultivo. Hay que integrarlo a la rotación, a la elección del cultivar y a cada decisión que se toma durante la campaña", concluye Scarpin.

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