El trimestre junio-julio-agosto llega con contrastes térmicos y precipitaciones desiguales. Productores deberán estar atentos a los cambios para mitigar riesgos productivos.

Con la llegada del invierno, las zonas agropecuarias de Argentina enfrentarán un escenario climático dispar, según anticipa el pronóstico trimestral del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y otros modelos internacionales. Las temperaturas se moverán entre extremos: se espera un invierno más frío de lo normal en la región pampeana, el sur del litoral y Patagonia, mientras que el noroeste y noreste del país podrían experimentar registros superiores a los habituales.

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A este panorama se suma una variabilidad en las lluvias. Para la región central, incluyendo Córdoba, se prevén precipitaciones dentro del rango normal. Sin embargo, hacia agosto podría darse un giro en la tendencia, con lluvias levemente por encima de lo normal en el este del país, lo que podría beneficiar algunos cultivos, pero también generar desafíos en manejo de suelos y cosechas.

Desde el modelo europeo ECMWF se agrega que julio y agosto podrían ser más cálidos de lo habitual en el norte y este del país, lo cual podría alterar los ciclos de los cultivos invernales y anticipar brotes de enfermedades fúngicas si se combinan con humedad.

Frente a este panorama mixto, especialistas recomiendan a los productores agropecuarios mantener una vigilancia constante de las condiciones meteorológicas y adaptar las estrategias de siembra, fertilización y riego en función de la evolución climática. La planificación basada en datos actualizados será clave para sortear los riesgos de un invierno con múltiples caras.

"Este tipo de inviernos variables exige tomar decisiones informadas y en tiempo real, sobre todo en regiones donde una helada tardía o una lluvia inesperada pueden definir el éxito de toda una campaña", señalaron desde el SMN.