Guerra de aranceles: Estados Unidos presiona a Brasil y amenaza su agroindustria
La medida afecta al café, la carne bovina y frutas frescas, entre otros productos. Las exportaciones brasileñas podrían caer hasta USD 17.000 millones y generar impactos en consumidores estadounidenses.
La decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer un arancel del 50% sobre una amplia gama de productos brasileños, especialmente del sector agropecuario, marca un nuevo capítulo en las tensiones comerciales entre ambos países. La medida, que entró en vigencia hoy 1° de agosto, abarca productos clave como café, carne bovina, frutas frescas y derivados de la soja, y podría tener consecuencias tanto para la economía brasileña como para el mercado estadounidense.
Según estimaciones del sector privado y organismos internacionales, las exportaciones de Brasil podrían registrar una caída de entre 12.000 y 17.000 millones de dólares anuales. El impacto sería particularmente severo en zonas rurales, donde los productores ya reportan cancelaciones de embarques, sobreoferta interna e incluso decisiones de no cosechar debido a la pérdida de rentabilidad.
Uno de los productos más perjudicados es el café, emblema de la agroindustria brasileña. Se estima que las exportaciones hacia el mercado estadounidense, uno de los principales destinos, podrían retroceder entre un 25% y un 30%, encareciendo los precios para los consumidores norteamericanos en hasta 25 centavos de dólar por taza. También la carne vacuna enfrenta un escenario adverso: grandes frigoríficos ya suspendieron envíos a Estados Unidos y buscan redireccionar sus ventas hacia Asia y Medio Oriente.
El jugo de naranja, otro ícono exportador, quedó exento del nuevo arancel, aunque sigue afectado por las altas tarifas vigentes y la dependencia de un mercado, el estadounidense, que absorbe más del 40% de sus exportaciones.
Frutas como la uva, el mango o la papaya también ingresan en la lista de afectados. Productores reportan toneladas listas para exportar que podrían no encontrar salida, lo que implica riesgo de pérdidas millonarias y deterioro de la cadena productiva.
La reacción del gobierno brasileño no se hizo esperar. Brasil denunció la medida ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y evalúa represalias comerciales, amparado en su nueva Ley de Reciprocidad Comercial. A su vez, intensificó contactos diplomáticos para lograr una salida negociada al conflicto.
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Desde el lado estadounidense, el impacto también se hará sentir. Diversos analistas advierten que los aranceles podrían generar presiones inflacionarias en rubros como la carne y el café, productos de alta demanda y limitada oferta interna. Restaurantes, cadenas de supermercados y cámaras de consumidores ya expresaron su preocupación por posibles aumentos de precios.
El trasfondo de la medida no es solo económico. Según declaraciones del expresidente Donald Trump, la decisión responde a una "defensa de la libertad" ante las investigaciones judiciales contra Jair Bolsonaro en Brasil. El gobierno de Lula Da Silva, por su parte, rechazó toda injerencia en asuntos internos y calificó la postura estadounidense como una amenaza a la estabilidad del comercio internacional.
Con un impacto económico tangible y una creciente tensión diplomática, el conflicto comercial entre Estados Unidos y Brasil reconfigura el mapa agroexportador global. En un contexto donde los alimentos ganan centralidad geopolítica, la disputa entre dos de los mayores productores del mundo tendrá efectos que trascienden lo bilateral.