México refuerza la vigilancia por nuevos casos de gusano barrenador del ganado
El país enfrenta una reaparición del parásito que afecta al ganado y genera pérdidas económicas, con focos detectados en varios estados y medidas de emergencia coordinadas entre México, Estados Unidos y Panamá.
El gusano barrenador del ganado del nuevo mundo (Cochliomyia hominivorax) no es una simple mosca: detiene mercados, cierra fronteras y provoca negociaciones sanitarias entre países. Durante octubre de 2025, México registró nuevos casos en Querétaro y Nuevo León, provenientes de animales del sur del país. Estos brotes activaron el protocolo de contención y llevaron a liberar seis millones de moscas estériles desde Panamá para frenar la expansión de la plaga.
La infestación comienza cuando la mosca hembra deposita sus huevos en heridas abiertas de animales de sangre caliente. Las larvas penetran los tejidos vivos, alimentándose de la carne y generando lesiones que, sin tratamiento, pueden resultar fatales. Una sola herida puede alojar distintas generaciones de larvas, lo que agrava el daño y acelera la propagación del parásito.
La detección oportuna en estados libres del norte fue clave, aunque se evidenció la pérdida de control en algunas casetas de verificación. Las acciones inmediatas incluyeron baños insecticidas, tratamientos intradérmicos, trampeo y vigilancia sanitaria intensiva.
Campañas internacionales y respuesta regional
Ante el riesgo de propagación, el USDA y el Servicio Nacional de Sanidad de México reforzaron los controles. Estados Unidos colocó más de 8.000 trampas a lo largo de su frontera sur, mientras que México mantiene vuelos diarios desde Panamá para liberar moscas estériles en Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Yucatán, Nuevo León y Querétaro.
Aun así, las cifras son alarmantes: hasta octubre de 2025 se contabilizaron más de 8.300 casos positivos en el país, con Chiapas concentrando más de la mitad. Aunque los reportes oficiales transmiten optimismo, las estadísticas muestran un panorama más complejo.
Ciencia, tecnología y responsabilidad compartida
El desafío no se limita a la erradicación de la mosca. La situación pone a prueba la capacidad institucional y la ética sanitaria, demandando transparencia, cooperación internacional y uso efectivo de la tecnología. Se destacan avances como el empleo de drones, sensores espectrales, trampas eléctricas solares y biotecnología aplicada a la detección temprana.
La reflexión final es clara: mantener libre al país del gusano barrenador requiere más que medidas de emergencia. Implica sostener la coordinación entre países, fortalecer la capacitación en campo y asumir una responsabilidad compartida por una sola salud animal, humana y ambiental.

