Retenciones en baja: ¿mejoró la rentabilidad del agro durante el gobierno de Mieli?
Un nuevo recorte de Derechos de Exportación reconfigura los números de la campaña 2025/26, y se estima que la rebaja ya devolvió casi USD 2.000 millones al complejo agroindustrial argentino
El gobierno nacional anunció una nueva reducción permanente de los Derechos de Exportación (DEX) que afectan a los principales cultivos del país. La baja alcanza a maíz y sorgo (de 9,5% a 8,5%), girasol (de 5,5% a 4,5%), trigo y cebada (de 9,5% a 7,5%), soja (de 26% a 24%) y sus subproductos (de 24,5% a 24%), todos pilares del complejo agroindustrial exportador argentino.
Sin embargo, estas rebajas no llegan solas, sino que se suman a otras reducciones (transitorias y permanentes) que el propio gobierno fue aplicando a lo largo de 2025. De acuerdo al último informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), estas medidas en conjunto configuran un giro gradual en la política de retenciones, con un claro sesgo pro-exportador y un objetivo explícito de alivio fiscal para el campo.
De acuerdo con el responsable de la sección agro-industrial del IERAL, Franco Artusso: "Se trata de una medida necesaria que apunta a recuperar la competitividad del sector agroexportador, particularmente en zonas marginales en términos ambientales y/o muy alejada de los puertos". Allí donde los costos logísticos y climáticos pesan más, cada punto de retenciones que se recorta tiene un impacto mayor sobre la sustentabilidad de los planteos agrícolas.
El trabajo del IERAL pone la lupa en la campaña 2025/26, en el que calcula cómo queda la rentabilidad agrícola con el nuevo esquema tributario y la compara contra un escenario en el que las alícuotas de DEX se hubiesen mantenido sin cambios desde la asunción del actual gobierno. Bajo esta premisa, la pregunta central es: ¿En cuánto mejoró la rentabilidad del campo por la rebaja de retenciones?
El estudio no se limita a los márgenes de los establecimientos agropecuarios, sino que también estima el costo fiscal de la medida y el volumen de recursos que a partir de la menor carga tributaria regresan al sector privado. En otras palabras, mide cuánto deja de recaudar el Estado vía retenciones y cuánta dinero extra regresa a manos del complejo agroindustrial.
De acuerdo al informe con las alícuotas hoy vigentes, la recaudación por DEX en 2026 rondaría los USD 5.030 millones, considerando únicamente productos agropecuarios y sus derivados. Si se hubiesen conservado las tasas de fines de 2023, esa recaudación treparía a casi USD 7.000 millones, suponiendo volúmenes de producción y exportación constantes.
De acuerdo con Artusso: "Las modificaciones aplicadas en los últimos dos años implicaron una devolución cercana a USD 1.950 millones al complejo productivo". Es decir, el sector agroindustrial recupera una porción mayor de la renta que antes capturaba el fisco vía retenciones, lo que mejora los márgenes de los actores de la cadena y refuerza la capacidad de inversión en tecnología, insumos y servicios vinculados a la producción.
La rebaja más reciente tendría por sí sola un impacto fiscal adicional del orden de los USD 520 millones anuales. Ese monto equivale, según el informe, a aproximadamente una cuarta parte de la devolución ya generada por los cambios acumulados en los últimos dos años, y consolida la señal de alivio tributario al campo.
Sin embargo, el informe advierte que el impacto de la baja impositiva sobre la rentabilidad neta del productor no es homogéneo, ya que depende de las características de cada explotación. No todos los establecimientos se benefician en la misma magnitud, ya que influyen el tipo de cultivo, la estructura productiva, la ubicación geográfica y la forma en que cada actor participa del negocio exportador.
En zonas alejadas de los puertos o con limitantes ambientales, donde la estructura de costos es más pesada, la reducción de retenciones puede marcar la diferencia entre un margen ajustado y uno más holgado. En cambio, en regiones con mayores rindes o mejor infraestructura, el alivio se suma a otras ventajas competitivas, potenciando proyectos más agresivos de siembra y rotación.
A lo anteriormente mencionado, el miembro del IERAL sostiene que "una parte significativa de la recaudación que se pierde por la reducción de los DEX se recupera de manera automática a través del Impuesto a las Ganancias y otros impuestos vinculados a la actividad económica (IVA, Débitos y Créditos, Ingresos Brutos), en la medida en que mejoran los ingresos del productor, el consumo y la inversión".
Y agrega: "Esto se debe a que el sector agropecuario no tributa únicamente vía retenciones, sino que enfrenta una carga impositiva múltiple, tanto nacional como provincial, de manera directa e indirecta (por ejemplo, a través del crédito, los insumos y los servicios)". Es decir, desde el punto de vista macroeconómico lo que el Estado resigna en recaudación, el sector privado lo gana en capacidad de inversión y capital de trabajo.
La nueva baja de retenciones refuerza una tendencia de trasladar parte del peso fiscal desde el complejo agroindustrial hacia otras fuentes de financiamiento estatal, devolviendo al campo casi USD 2.000 millones y recortando la recaudación proyectada por DEX de 2026 en relación con el esquema heredado de 2023. El desafío, hacia adelante, será que ese "respiro" tributario se convierta efectivamente en más producción, empleo e inversión en el interior productivo, y no se diluya frente a otros factores de riesgo que también condicionan la rentabilidad agrícola argentina.

