Por qué los fungicidas multisitio vuelven a captar la atención para las decisiones de manejo
El fitopatólogo de FAUBA explica el rol central de los multisitios en la protección vegetal y su importancia como táctica anti- resistencia a fungicidas.
El Profesor Titular Plenario de la FAUBA Marcelo Carmona, referente en Fitopatología, destaca que la clasificación más aceptada para entender cómo actúan los fungicidas es la que divide a los productos en unisitio -de acción específica sobre una enzima o ruta metabólica- y multisitio -que interfieren en múltiples procesos celulares del hongo-.
En los últimos años, la aparición de resistencias en patógenos clave obligaron a replantear los programas de control. Con varios fungicidas unisitio perdiendo eficacia y enfermedades cada vez más difíciles de manejar, los multisitios. comienzan a reaparecer reaparecieron para disputer un lugar especial. Su capacidad de atacar múltiples blancos y reducir la velocidad de aparición de resistencias los convierte en una herramienta indispensable.
Llos fungicidas multisitio cumplen un rol esencial como agentes preventivos y protectores. Permanecen en la superficie de la planta con una penetración mínima, formando una película que impide el establecimiento del patógeno antes de su ingreso. Ejemplos clásicos son mancozeb, clorotalonil, folpet y oxicloruro de cobre, todos reconocidos como protectores residuales. Este tipo de fungicidas se deposita sobre la superficie del hospedante tras la evaporación del agua y reduce la tasa de penetración del hongo, disminuyendo así la formación de lesiones y fructificaciones.
Carmona aclara que, al ser productos no penetrantes, pueden sufrir redistribución o lavado por lluvias o rocío. Por este motivo, muchas formulaciones incorporan stickers o aditivos adherentes que mejoran la persistencia del residuo y aseguran una protección más estable.
Bajo riesgo de resistencia y mayor eficacia integrada
Por su modo de acción -que afecta múltiples sitios de acción - los multisitios son considerados de bajo riesgo de resistencia. Esto los vuelve especialmente valiosos para ser utilizados en alternancia o complemento con fungicidas unisitio y con moléculas de riesgo medio o alto.
Según Carmona, su incorporación aporta beneficios estratégicos: permiten proteger y prolongar la vida útil de fungicidas vulnerables a la resistencia, mejoran en algunos casos el espectro y la eficacia de control, y son claves en enfermedades como la viruela del maní, la ramularia en cebada, el tizón de la papa y la roya de la soja, enfermedades en frutales y hortícolas, donde ayudan a reforzar el control y a disminuir el riesgo de aparición de cepas resistentes.
Un componente clave en los programas modernos
Para Carmona, la recuperación del protagonismo de los multisitios responde a un contexto donde el problema de la aparición de resistencias fúngica es un desafio mundial y creciente.
Su inclusión en los programas actuales podría aportar, estabilidad en la decisiones quimicas y complementar las necesarias tácticas antiresistencia.
Programas de manejo químico que incluyan fungicidas multisitio para apoyar las mezclas de unisitio, presentarán menor riesgo de desarrollo de resistencia, siempre que el multisitio sea efectivo contra el patógeno objeto de control.
Las 10 tácticas antiresistencia:
Las 10 buenas prácticas agrícolas que se recomiendan para el manejo de la resistencia a fungicidas se detallan a continuación:
1. Aplicar un fungicida solamente cuando sea necesario.
2. Aplicar en el momento óptimo de control (Umbrales).
3. Utilizar mezclas de principios activos fungicidas con diferente mecanismo y sitios bioquímico de acción.
4. Utilizar en mezcla con fungicidas multisitio (ej mancozeb, clorotalonil, folpet, oxicloruro de cobre). Los fungicidas monositio tienen un elevado riesgo de generar resistencia, en comparación con los multisitios que poseen un bajo riesgo. El uso de fungicidas multisitios, reducirá la presión sobre la química de mayor riesgo. Recientemente el FRAC (2025) (Comité de Acción de Resistencia a Fungicidas) ha dejado establecido la importancia del uso de multisitios.
5. Alternar principios activos (entre y dentro de un mismo mecanismo y sitio bioquímico de acción)
6. Complementar los fungicidas con inductores de la resistencia (ej. quitosanos, fosfitos, inductors biologicos) y agentes de control biológico
7. Respetar las dosis de marbete y obedecer las restricciones allí indicadas
8. Evitar la dosis dividida (es decir la dosis recomendada dividida en dos aplicaciones)
9. Desarrollar un programa de monitoreo de la sensibilidad de las poblaciones de los principales patógenos objeto de control, y de valoración de la fungitoxicidad de las principales moléculas fungicida, y de determinación de las dosis óptimas a campo para cada mezcla comercial de fungicida.
10. Implementar un programa de manejo integrado de enfermedades: siembra de genotipos resistentes o tolerantes, rotaciones, uso de semilla libre de patógenos, aplicación de prácticas culturales, utilización del diagnóstico de la nutrición y de la fertilización como complemento para el manejo de enfermedades, etc.