La liquidación del agro cayó 32% en noviembre y el ingreso de divisas se redujo a US$760 millones
Las agroexportadoras liquidaron US$ 760 millones en noviembre, un monto menor al mes previo pero con un acumulado anual que crece 24 % frente a 2024. Cómo explican el fenómeno CIARA y el CEC
La Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) informaron que, durante noviembre, el complejo oleaginoso-cerealero liquidaron US$ 759,7 millones. La cifra representa una caída del 32 % respecto a octubre, aunque al mirar el acumulado anual, el sector muestra un incremento del 24 % entre enero y noviembre frente al mismo período de 2024.
El resultado de noviembre estuvo fuertemente influido por la ejecución de embarques y por el régimen especial del Decreto 682/2025, que suspendió transitoriamente los derechos de exportación. Buena parte de los dólares ingresados en el mes corresponden a operaciones anticipadas en septiembre, lo que explica parte de la variación.
La liquidación de divisas es el mecanismo central para que los exportadores puedan seguir comprando granos a los productores al mejor precio posible. Según detallaron las entidades, la mayor parte de esos ingresos se relaciona con la compra de granos destinados a exportación, molienda o transformación industrial.
En este sector, los ingresos suelen producirse con anticipación al embarque, un proceso que ronda los 30 días en el caso de granos y puede extenderse hasta 90 días cuando se trata de aceites o harinas proteicas. Por eso, no se registraron demoras significativas en la liquidación durante el último mes.
Además, el flujo de dólares también depende del momento de campaña y del tipo de grano. Las diferencias en ciclos comerciales afectan de manera directa los montos que se liquidan mes a mes, generando variaciones que no siempre reflejan la realidad productiva de corto plazo.
Las entidades remarcaron que las comparaciones entre períodos pueden resultar inexactas. Esto se debe a factores tan diversos como oscilaciones internacionales de precios, cambios en la oferta disponible, la calidad o el volumen de las cosechas, entre otros.
También, influyen cuestiones regulatorias y barreras arancelarias externas, así como exigencias sanitarias o de calidad de los mercados compradores. Todo esto genera un contexto en el que las fluctuaciones son habituales incluso entre meses consecutivos.
El complejo oleaginoso-cerealero
Se trata sin duda de uno de los motores del comercio exterior argentino. En este sentido, durante 2024 aportó el 45% del total de las exportaciones del país, según datos del INDEC, incluyendo biodiésel y derivados.
Por su parte, la harina de soja es el principal producto de exportación nacional, seguida por el aceite de soja y el maíz. Este predominio evidencia la centralidad del complejo en la generación de divisas, pero también la dificultad de Argentina para diversificar su matriz exportadora.
A pesar de los cambios de precios internacionales, el país continúa dependiendo casi exclusivamente de esas variaciones para incrementar o mantener sus ingresos por ventas externas. En este sentido, el sector reclama desde hace años políticas de previsibilidad y estrategias de valor agregado que permitan un crecimiento más sostenido.
Con un cierre de año marcado por la volatilidad, las cifras de noviembre confirman que, más allá de los altibajos mensuales, la agroexportación es sumamente determinante en la disponibilidad de divisas para la economía argentina.