Fertilizantes y fitosanitarios: 35 años que cambiaron la escala de la agricultura argentina

La Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA) cumple 35 años en un momento en que la agricultura del país enfrenta desafíos globales crecientes y depende, más que nunca, de un suministro estable y eficiente de insumos estratégicos. Durante más de tres décadas, la entidad ha sido un actor central en la profesionalización y modernización del mercado de fertilizantes y fitosanitarios, dos pilares que hoy definen la competitividad del agro argentino.

Desde su creación, CIAFA acompañó la evolución tecnológica del sector, contribuyendo a que la nutrición de cultivos y el manejo sanitario se integraran como prácticas habituales para productores de todos los tamaños. La Cámara ha intervenido de manera activa en momentos críticos para asegurar el abastecimiento de insumos esenciales y posicionarlos como productos prioritarios para el desarrollo del país.

El crecimiento del uso de fertilizantes es uno de los indicadores más claros de esta transformación. A comienzos de la década de 1990, la agricultura argentina utilizaba menos de 500.000 toneladas al año; hoy la demanda supera los 5 millones. Este salto refleja un proceso sostenido de adopción tecnológica y un manejo del suelo cada vez más profesional mediante productos competitivos y accesibles, fundamentales para sostener la productividad en un contexto de crecientes presiones sanitarias sobre los cultivos.

"Entre estas innovaciones se encuentran las mezclas químicas y los biofertilizantes que complementan el uso de fertilizantes puros en la nutrición de los cultivos, que sumado al manejo por ambientes y a la agricultura de precisión contribuyen al cuidado del ambiente y a una agricultura más eficiente" señaló el vicepresidente primero de CIAFA, Manuel Santiago.

Otro de los ejes de trabajo ha sido la construcción de un marco regulatorio moderno y operativo. La labor conjunta con Senasa permitió actualizar normativas de registro, incorporar tecnologías emergentes, como los bioinsumos, y dar previsibilidad a las empresas y productores. "Contar con regulaciones claras y actualizadas es fundamental para el crecimiento de la industria y para promover las buenas prácticas agrícolas", destacó Luis Beconi, presidente de la entidad.

El desarrollo industrial también dejó hitos relevantes como la instalación de plantas de producción de fertilizantes, como la de urea granulada inaugurada en 2001 y las dos de superfosfato simple construidas en la década siguiente, diversificaron el abastecimiento nacional. La producción local de principios activos como glifosato y 2,4D marcó otro salto en la capacidad del país para sostener su estructura agrícola con insumos de origen nacional.

En materia de sostenibilidad, CIAFA ha tendido puentes entre la industria y las organizaciones que promueven buenas prácticas. Desde 2005 trabaja junto a Fertilizar AC para impulsar la aplicación eficiente y responsable de fertilizantes, y participó activamente en la creación de la Red BPA, espacio que ya reúne a más de 80 entidades vinculadas al agro.

En un contexto internacional marcado por tensiones logísticas, mayores costos y crecientes exigencias ambientales, CIAFA resalta el rol estratégico de sostener un flujo constante de fertilizantes y fitosanitarios hacia el campo argentino. Según la entidad, asegurar estos insumos es una condición indispensable para mantener los niveles actuales de productividad y responder a la demanda global de alimentos.

"Estos 35 años ponen en valor la labor desarrollada por CIAFA y el compromiso de toda la cadena industrial para fortalecer la producción agrícola del país", afirmó Beconi. Y agregó: "La celebración de este aniversario no solo reconoce los logros alcanzados, sino que también reafirma nuestra misión de seguir creciendo y adaptándonos a los desafíos que se presenten, asegurando así un futuro próspero para la agricultura argentina".

La trayectoria de CIAFA refleja en buena medida la historia reciente del agro argentino, con un rol más presente de tecnología, mayor profesionalización y una creciente presión por producir más con mejores prácticas. Con volúmenes de uso que se multiplicaron y una industria cada vez más sofisticada, el desafío hacia adelante será sostener esta expansión en un marco de estabilidad, regulación eficiente y estrategias de sostenibilidad que permitan al país competir en mercados cada vez más exigentes.