Argentina bajo extremos climáticos: inundaciones en el NEA y riesgo de incendios en diez provincias
Mientras Corrientes evacúa familias tras lluvias torrenciales, el Servicio Meteorológico Nacional eleva al máximo la alerta por incendios en diez provincias
El mapa climático de fin de año volvió a mostrar una Argentina dividida por situaciones extremas. Por un lado, Corrientes enfrenta un escenario de emergencia hídrica y en San Luis del Palmar cerca de 400 personas debieron ser evacuadas tras una inundación provocada por una lluvia torrencial. Allí se registró un acumulado de 400 milímetros en apenas dos días, de acuerdo con la información oficial difundida desde el mismo municipio.
El intendente Néstor René Buján aseguró que la localidad venía recuperándose de un temporal previo y que este nuevo evento fue aún más severo. Y agregó: "La ciudad estaba empezando a normalizarse después del último temporal y esta lluvia volvió a complicar todo". En ese marco, se habilitaron 12 centros de evacuados y se brindó asistencia en rutas para garantizar la seguridad de los vecinos afectados.
En la otra punta del país, la señal es opuesta con riesgo "extremo" de incendios forestales. De acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional (SMN) diez provincias se encuentran en esta condición. Estas son: Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Mendoza, San Luis, Santa Fe, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, en un contexto de altas temperaturas, sequedad y combustibles disponibles.
Fuente: Servicio Meteorológico Nacional
¿Cómo conviven, en la misma semana, anegamientos en el NEA y amenaza de fuego en el centro y sur del país?
De acuerdo al balance hídrico que dejó 2025 desarrollado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), 2025 cerró con un promedio de 1222 mm, un excedente de 260 mm respecto de 2024 (alrededor de +21% interanual en su red de estaciones). Sin embargo, diciembre mostró un comportamiento "desordenado" y con registros por debajo de lo normal en zonas clave.
Además, fuera de la región núcleo, el norte y especialmente el NEA tuvieron un diciembre fuera de los parámetros normales. En estas regiones las precipitaciones duplicaron e incluso triplicaron valores normales y generaron anegamientos en amplias áreas de Santiago del Estero, Chaco y Corrientes. En el caso de la ciudad de Corrientes se acumularon 530 mm en el mes, 3,5 veces el promedio histórico mensual, con registros también muy altos en Ituzaingó (457 mm).
Esa "contracara" hídrica deja consecuencias directas en logística rural, los caminos y acceso a lotes, justo cuando avanza el calendario de labores en varias regiones. Pero, al mismo tiempo, en el centro del país el panorama vuelve a cambiar. De acuerdo a la BCR, tras lluvias útiles a mediados de diciembre, la aleatoriedad de los últimos eventos y una ola de calor empezaron a notarse en el estado hídrico de los suelos, con reservas de regulares a escasas.
Hacia adelante, los pronósticos suman tensión
El informe Perspectivas Agroclimáticas (PAC) anticipa para el 1 al 7 de enero de 2026 un lapso caluroso prolongado con máximas que podrían superar los 40°C en sectores del NOA oriental, el norte de la región del Chaco y el norte de la Mesopotamia. El cual sería seguido por el ingreso de un frente con lluvias de variada intensidad (en franjas, entre 25 y más de 50 mm con focos severos), y luego un descenso térmico.
Para la semana siguiente, del 8 al 14 de enero, el mismo reporte vuelve a proyectar temperaturas elevadas y precipitaciones muy irregulares. Mientras algunas áreas podrían recibir aportes moderados a abundantes, otras quedarían con registros escasos, incluyendo zonas donde el agua no alcanzaría para compensar la evapotranspiración típica de los picos de calor. En ese marco, la ventana de riesgo por incendios tiende a abrirse más rápido cuando el viento y la baja humedad se combinan con vegetación seca.
El contraste no es solo una postal meteorológica, sino un condicionante productivo. En el NEA, el exceso hídrico presiona sobre infraestructura, tránsito rural y sanidad; en las provincias bajo alerta de fuego, la prioridad pasa por la prevención, el monitoreo y la reducción de fuentes de incendios, en un momento donde el calor también puede castigar pasturas, rodeos y rindes potenciales.
Lo que está dejando este fin de diciembre es una señal incómoda, el problema ya no es "si llueve o no llueve", sino cómo y dónde se reparte el agua. Con un 2025 que cerró "pluvialmente positivo" en promedios, pero con un diciembre fuera de lo normal, el verano 2026 arranca con una Argentina simultáneamente dividida entre inundaciones y riesgo de incendio extremo en la otra mitad.