Alto valor

Merino Dohne: la apuesta del INTA por una oveja que combina más carne y lana fina

Un equipo de investigación del INTA trabaja en un programa de genética con ovinos que busca consolidar el Merino Dohne como base productiva de la región.

31 de Diciembre de 2025

La ganadería ovina de la Patagonia atraviesa un proceso de transformación productiva impulsado por la búsqueda de mayor eficiencia y diversificación de ingresos. En ese contexto, un equipo de investigación del INTA desarrolla desde hace varios años un programa de mejoramiento genético que apunta a consolidar al Merino Dohne como una raza estratégica para la región, gracias a su doble propósito: producción de carne de calidad y lana fina de alto valor internacional.

El trabajo se lleva adelante en los módulos experimentales de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Valle Inferior del Río Negro, donde se evalúa un sistema de absorción genética con el objetivo de mejorar los rebaños locales. El Merino Dohne, de origen australiano y sudafricano, se destaca por combinar atributos que rara vez conviven en una misma raza: buen desarrollo carnicero y fibra fina, demandada por los mercados internacionales.

"El volumen de carne y la fibra de alto precio internacional convierten a esta raza en una alternativa estratégica para los productores ovinos de la Patagonia y del Valle Inferior, donde las condiciones demandan eficiencia productiva y diversificación de ingresos", explicó Ciro Saber, veterinario especialista del INTA Valle Inferior.

A diferencia de la mayoría de las razas carniceras, que producen lana gruesa de bajo valor, el Merino Dohne ofrece lana fina junto con buenos rendimientos en carne. Los carneros adultos alcanzan pesos de entre 102 y 120 kilos a los dos años, lo que se traduce en 49 a 60 kilos de res al gancho, un dato clave para sistemas productivos mixtos.

Según detalló Saber, la raza muestra un desempeño destacado en ambientes con buena disponibilidad de forraje, como los pequeños valles, pero también se adapta a zonas áridas, siempre que cuenten con pasturas adecuadas. A esto se suma una muy buena aptitud materna, una característica fundamental para la cría y defensa del cordero, cuyos beneficios se observan rápidamente ya desde la primera generación de cruzas.

En la Patagonia, la composición de los rebaños varía según la zona. En el sur, especialmente en Santa Cruz, conviven razas como Corriedale y Merino, mientras que hacia el norte predomina el Merino Australiano, acompañado por otras razas en menor proporción. En el módulo experimental del INTA, esta diversidad se refleja en la convivencia de la Comarqueña, de lana gruesa pero buena aptitud carnicera, y el Merino Australiano, reconocido por su lana fina aunque con menor desarrollo en carne.

"El desafío fue unir lo mejor de ambas razas, y ahí aparece el Merino Dohne, que permite obtener animales con buen peso al gancho y, al mismo tiempo, producir fibra de alto valor comercial", señaló el investigador.

Un proceso genético con resultados concretos

El programa se basa en un proceso de absorción genética, que consiste en realizar cruzamientos sucesivos entre animales de una raza pura -en este caso, Merino Dohne- y hembras de razas cercanas, como el Merino Australiano, hasta que las nuevas generaciones se asemejen cada vez más al Dohne.

Los primeros pasos del proyecto incluyeron trasplantes de embriones puros de Merino Dohne sobre ovejas receptoras Comarqueña, lo que permitió obtener los primeros individuos puros. En paralelo, se incorporaron hembras Merino Australiano de alta calidad genética para avanzar con la absorción mediante machos Dohne puros.

El esquema avanza por generaciones: la primera cruza combina un 50 % de genética de cada raza; la segunda, al volver a cruzar con un macho Dohne puro, alcanza un 75 % de genes Dohne. El proceso se repite hasta que los animales cumplen los requisitos para ser considerados puros de pedigree, según los índices productivos y morfológicos.

Cada generación es evaluada con criterios estrictos que incluyen peso al nacer y al destete, peso pre y post esquila y medidas de área de ojo de bife, entre otros parámetros. Para ser incorporados como reproductores puros de pedigree, los machos deben superar los 115 puntos de valoración, mientras que las hembras deben alcanzar más de 100 puntos.

"Hoy el piso de nuestro plantel ya no es el Merino Australiano, sino la segunda generación de cruza, y estamos avanzando hacia la consolidación de las dos siguientes cruzas. Esto lo impulsa como una herramienta clave para fortalecer la producción ovina local, ya que los números productivos con esta raza han alcanzado hasta el 140 % de señalada dentro del módulo", concluyó Saber.

Con estos resultados, el Merino Dohne se perfila como una alternativa sólida para los sistemas ganaderos mixtos de la Patagonia, aportando animales adaptados, de alto rendimiento y con productos valorizados tanto en el mercado lanero como en el cárnico.