Los discursos de la última semana parecen dejar al viceministro aún más solo en la titánica tarea de reeducar al gobierno desde adentro. La cúpula va a contramano de sus ideas. Difícil, muy difícil.
"Como todo tiene que ver con todo, días anteriores a mi arbitrario e ilegal pedido de detención, fue cuando alguien dijo, al ser consultada sobre mi gestión, que no ponía las manos en el fuego por nadie", asegura