Se trata de Azotobac, un bioestimulante desarrollado por un equipo de investigadores del Instituto de Microbiología y Zoologia Agricola (IMyZA) del INTA que actúa sobre los mecanismos de promoción del crecimiento vegetal.
INTA Famaillá (Tucumán) lidera la agenda nacional de investigación y transferencia de tecnología en producción sostenible de frutilla, con un equipo ampliado que involucra al CONICET, la UNT y productores locales.
El uso de biofertilizantes como respuesta para enfrentar la escasez de fertilizantes producto de la guerra en Ucrania fue analizado en un seminario virtual por países de América latina y el Caribe.
Investigadores del INTA y del Conicet reutilizan la cáscara de girasol para el cultivo de hongos de especialidad, que luego transforman en biofertilizante.
Un biodigestor instalado en Carlos Tejedor, Buenos Aires, genera energía eléctrica a base de un feedlot, y además produce biofertilizante como residuo.