Mal año para los commodities

Caen los commodities en 2026: ¿qué pueden esperar el agro y los mercados globales?

El Banco Mundial proyecta otro año de baja en los precios internacionales, con la energía liderando el retroceso. En el agro, la combinación de insumos más caros y precios apenas estables anticipa una fuerte compresión de márgenes

14 de Noviembre de 2025

El mercado global de commodities se encamina a un 2026 desafiante, según las proyecciones del Banco Mundial. El organismo prevé que el índice agregado caerá un 6,8% el próximo año, profundizando un ciclo contractivo que ya acumula cuatro años consecutivos de descensos. La energía será el principal factor bajista, con impactos directos sobre el agro, los metales y la dinámica comercial internacional. 

Para los productores agrícolas, el panorama se vuelve especialmente complejo. Mientras los alimentos mantendrían precios estables durante 2026 y 2027, los fertilizantes permanecerían en niveles históricamente altos, aunque con leves bajas proyectadas del 5% anual. La combinación de costos elevados y precios planchados presiona los márgenes, en un contexto donde la oferta global sigue siendo robusta. 

En los granos y oleaginosas, las tendencias son dispares. El trigo, tras una caída del 7% en 2025, repuntaría 4% tanto en 2026 como en 2027, impulsado por una producción insuficiente frente al consumo. Mientras que el maíz muestra un recorrido más moderado con un alza en 2025, una leve baja en 2026 y una recuperación en 2027, sostenida por una campaña récord pero también por existencias iniciales muy ajustadas. 

La soja enfrentaría una caída del 12% en 2025, para luego recomponer parcialmente en 2026 (+1%) y 2027 (+2%). La baja de precios inducirá un ajuste del área sembrada, insuficiente para abastecer un consumo global récord. En los aceites vegetales, en cambio, predomina el sesgo alcista: el aceite de soja subiría 13% en 2025 y 1,5% en 2026, mientras que el aceite de palma continuará firme por una producción que crece por debajo del promedio histórico y una demanda sostenida. 

Por su parte, la harina de soja muestra una dinámica más contractiva, con una baja del 21% en 2025 y otro retroceso del 4% en 2026, antes de un leve rebote del 2% en 2027. Mientras que las carnes, tanto la de res como la de pollo se estabilizarían tras fuertes subas previstas para 2025. 

El Banco Mundial subraya que los riesgos para los precios están sesgados a la baja, con la debilidad económica global y la sobreoferta de petróleo como amenazas principales. No obstante, también identifica riesgos alcistas: mayor tensión geopolítica, restricciones comerciales, eventos climáticos extremos y un avance acelerado de la demanda tecnológica e industrial. 

Para el agro sudamericano, emergen oportunidades relevantes. La menor presencia de Estados Unidos en el mercado chino abre espacio para mayores exportaciones de soja desde Argentina y Brasil. Y aunque el organismo advierte sobre la posible afectación de una Niña más intensa en la región, también señala que estos eventos podrían impulsar los precios si afectan la oferta global. 

El 2026 se perfila como un año de márgenes ajustados, volatilidad y necesidad de planificación fina. Un mercado global más moderado y costos persistentes obligarán a los productores a navegar un escenario desafiante, en el que la gestión del riesgo será tan importante como el rendimiento de los cultivos. 

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