Economía circular

Científicos convierten residuos de yerba mate en un aceite con valor comercial

Un equipo del CONICET y la Universidad de Groningen desarrolló un proceso económico y eficiente para transformar yerba mate consumida en bioaceite y otros insumos útiles para las industrias química y energética.

29 de Octubre de 2025

La yerba mate (Ilex paraguariensis) no solo es parte del ADN cultural de millones de argentinos: también podría convertirse en una nueva fuente de energía y compuestos industriales. Cada año, solo en Argentina, se generan más de 220 mil toneladas de residuos de infusiones de yerba, un material que hoy termina mayormente en la basura o en compost.

Pero un grupo de científicos encontró una alternativa más prometedora. Martín Palazzolo, investigador del CONICET en el Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM, CONICET-UNCUYO), colideró junto a colegas de la Universidad de Groningen (Países Bajos) un estudio que logró transformar yerba usada en productos con valor agregado mediante pirólisis, una técnica de degradación térmica sin oxígeno. El trabajo fue publicado recientemente en la revista Waste Management.

Científicos convierten residuos de yerba mate en un aceite con valor comercial

"El objetivo fue desarrollar un proceso simple, económico y eficiente para valorizar un residuo cotidiano", explica Palazzolo. Para ello, el equipo diseñó un reactor experimental de bajo costo, capaz de procesar la cantidad de yerba de un mate típico, lo que permitió estudiar las condiciones óptimas del proceso. "Los reactores comerciales son muy costosos. Nosotros construimos uno invirtiendo comparativamente muy poco dinero y obtuvimos resultados excelentes", destaca el investigador.

El procedimiento de pirólisis, realizado a unos 550 °C, genera tres productos: un residuo sólido o biochar, una mezcla de gases (CO, H y CH) y un líquido conocido como bioaceite. Esta última fracción fue el foco del estudio, ya que se trata de una fuente renovable de compuestos aromáticos con potencial para reemplazar derivados del petróleo.

Mediante la combinación de distintas temperaturas y el uso de óxido de cobre (II) como catalizador, los científicos optimizaron la producción del bioaceite, que luego fue sometido a procesos de purificación con solventes renovables. El resultado: un aceite rico en metoxifenoles, moléculas derivadas de la lignina que pueden emplearse en la industria química, farmacéutica, alimenticia y energética.

"Este bioaceite tiene mucho potencial. Puede aportar carbono renovable para producir plásticos, resinas, fragancias o incluso combustibles", señala Palazzolo. El investigador subraya además que la estrategia podría aplicarse a pequeña escala en espacios donde el consumo de mate es alto, como universidades o empresas.

Antes del proceso térmico, la yerba usada se trata para recuperar extractos con cafeína y minerales, mientras que los subproductos restantes -el biochar y los gases- también tienen valor: el primero puede usarse en suelos agrícolas y el segundo como fuente de energía.

El enfoque, en definitiva, apunta a un modelo de economía circular que convierte un residuo cotidiano en múltiples insumos con valor comercial. "Tomamos algo que se considera basura y lo transformamos en productos útiles. Es científicamente viable, logísticamente posible y ambientalmente tiene todo el sentido", resume Palazzolo.

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