El INTA frente a una transformación inevitable
Juan Balbín advirtió sobre la necesidad de reformular al Instituto ante los cambios tecnológicos del agro y cuestionó la vuelta atrás en la rebaja de retenciones. También criticó la falta de adaptabilidad de los organismos públicos de ciencia.
El ex presidente de CREA y productor agropecuario de General Villegas, Juan Balbín, planteó duras observaciones sobre el presente y el futuro del INTA, al que calificó como una estructura que ha quedado rezagada frente a la velocidad del cambio tecnológico que atraviesa al agro. A su entender, el instituto requiere una profunda actualización para no volverse irrelevante frente a las nuevas formas de acceso al conocimiento.
"El INTA fue creado hace casi 70 años y ha evolucionado poco con respecto a lo que cambió el agro en su conjunto", remarcó en Chaca Agro Continental. Aseguró Balbín que, con herramientas como la inteligencia artificial o el uso de sistemas como Starlink están modificando radicalmente la dinámica del sector. En ese marco, opinó que la tradicional territorialidad del organismo ha perdido peso, ya que hoy la gente no va a una agencia a buscar información, sino que todo se conecta desde el celular.
Balbín explicó que la velocidad con la que se toman decisiones productivas y técnicas en el campo ya no es compatible con estructuras públicas rígidas, y señaló que no es un problema exclusivo del INTA: "Todos los institutos de investigación en América Latina atraviesan una crisis de adaptación".
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Consultado sobre posibles reformas o planes concretos, dijo que hubo intentos en diferentes gestiones, pero que "la estructura interna del INTA muchas veces repele los cambios" y que eso pone en riesgo su supervivencia. En su visión, lo hecho en el pasado no debe descartarse, pero sí reformularse.
Por otro lado, se refirió al contexto económico y al impacto de las recientes medidas del gobierno nacional, en particular la vuelta a un esquema de retenciones más altas para productos como la soja. "Volver al 33% duele mucho", afirmó, y consideró que esta decisión implica retroceder sobre una promesa de alivio fiscal que había generado expectativas positivas.
Finalmente, Balbín advirtió sobre los límites del modelo impositivo actual: "Hemos llegado a un nivel de carga fiscal que resiente todo el ecosistema, desde el suelo hasta la productividad. No se sostiene en el tiempo".