Sorgo

Estudian alternativas para controlar el principal hongo que afecta al sorgo

Un equipo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) investiga posibles soluciones frente al Epicoccum sorghinum.

3 de Septiembre de 2025

Un equipo del CONICET analiza las características del Epicoccum sorghinum, un hongo microscópico que contamina y afecta la salud de la planta como también de los animales y personas que la consuman. Se trata de un patógeno que se encuentra ampliamente distribuido en distintas regiones tropicales y subtropicales, perjudicando la producción nacional. 

Este estudio es liderado por Andrea Astoreca, investigadora del CONICET en el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI, CONICET-UNLP) quien explica que: "A diferencia de otras especies que son inocuas o incluso benéficas, la presencia de E. sorghinum siempre es perjudicial debido a que deteriora los cultivos y, sobre todo, porque es micotoxigénico, quiere decir que produce una toxina llamada ácido tenuazonico (TeA) que causa un daño enorme a los granos antes y después de la cosecha".

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Este hongo que afecta a la planta de sorgo y sus consumidores representa un desafío para el agro argentino. Ya que actualmente es el quinto cultivo más demandado a nivel mundial, generando cada vez mayor importancia en la cadena agroindustrial de la Argentina, convirtiéndose en el tercer exportador mundial de este cereal. 

"Particularmente la producción de la toxina TeA estaba siempre asociada a otros hongos, pero no tanto a este, que aparece en un porcentaje altísimo en los cultivos de sorgo en nuestro país", indicó Astoreca. 

Fuente: CONICET / Fotografía:Rayelen Baridon.

Fuente: CONICET / Fotografía:Rayelen Baridon.

Y agregó: "Lo ideal sería prevenir el crecimiento del hongo, pero es muy difícil: se reproduce a través de esporas que están en el aire y tiene la capacidad de vivir prácticamente en cualquier superficie. Se puede alojar en la semilla y se adapta al campo y al almacenamiento en silos, donde incluso se multiplica". Es por ello que proponen trazar curvas de crecimiento y producción de la toxina a lo largo del tiempo para definir aquellos factores que la limitan y así poder determinar el daño que produce en el rendimiento. 

A medida que se reúne mayor información acerca del funcionamiento y los modos de vida del hongo, se avanza en la búsqueda de soluciones, en particular de biotecnológicas, con el objetivo de suplantar el uso de productos químicos sintéticos. Estas nuevas tecnologías buscan hacer uso de los microorganismos que se encuentran en la tierra como aliados en la producción.

En palabras de Flavia Luna, investigadora de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA), "se trata de aprovechar la acción de otros organismos vivos que, mediante algún mecanismo biológico, indirectamente consiguen prevenir o limitar su crecimiento". Junto con su equipo, la investigadora se concentra en el estudio de diferentes géneros de bacterias benéficas de las cuales se comprobó que tienen potencial antagónico, es decir capacidad de limitar el crecimiento de E. sorghinum. 

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