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Lavalle consolida su identidad vitivinícola con vinos caseros y artesanales de sello propio

Con el apoyo del INTA y una fuerte articulación institucional, productores del norte mendocino impulsan un modelo de desarrollo local basado en la calidad, la tradición y la innovación.

1 de Julio de 2025

En el departamento de Lavalle, al norte de Mendoza, crece silenciosamente una revolución vitivinícola. Lejos de los grandes establecimientos, 25 familias viñateras agrupadas en la Asociación de Elaboradores de Vinos Caseros trabajan desde hace años en la producción de vinos artesanales con identidad local, sostenidos por una sólida red de cooperación técnica e institucional.

Este proceso cuenta con el acompañamiento constante del INTA, que a través de la Agencia de Extensión Rural (AER) Lavalle brinda asistencia técnica, capacitaciones y promueve la articulación con organismos clave como el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, la Escuela Agraria Alberdi, la Universidad Tecnológica Nacional y la Tecnicatura Don Bosco.

"Desde el INTA venimos trabajando desde los inicios con la Asociación de vinos caseros. A lo largo del tiempo, distintos profesionales de investigación y extensión participaron aportando saberes y acompañando los procesos de innovación tanto en el viñedo como en la bodega", explicó Mariana Díaz Valentín, técnica de la AER Lavalle.

Gracias a esta sinergia interinstitucional, fue posible abordar desafíos técnicos, productivos y comerciales, brindando herramientas concretas a pequeños productores que decidieron dar un paso más y elaborar sus propios vinos. Así, Lavalle fue construyendo un ecosistema vitivinícola dinámico y diverso, en el que conviven tradición, identidad territorial y nuevas formas de agregar valor.

Actualmente, el INTA continúa trabajando codo a codo con la Asociación a través de capacitaciones, asesoramiento técnico y participación en eventos claves como el concurso anual de vinos caseros y el seminario regional, que funcionan como espacios de aprendizaje colectivo y de fortalecimiento de la red local.

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"El reconocimiento de Lavalle como una zona de vinos jóvenes, con perfil artesanal y sello propio, es fruto de un trabajo sostenido en el tiempo. Es el resultado de entrelazar investigación, extensión y el compromiso de una comunidad productiva que apuesta por la calidad y por una forma distinta de hacer vino", concluyó Díaz Valentín.

En un contexto donde las economías regionales buscan nuevos caminos para diferenciarse, Lavalle emerge como un ejemplo de desarrollo local basado en la cooperación, la valorización del conocimiento y la identidad cultural del territorio.

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