Silent: una solución biotecnológica argentina para controlar la polilla de la vid
Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet, con sede en Mendoza, avanza en el desarrollo de "Silent", una innovadora herramienta biotecnológica diseñada para combatir a la polilla de la vid (Lobesia botrana), la plaga que más afecta a la producción vitivinícola argentina.
Silent es uno de los proyectos desarrollados en el Nodo de Innovación Cuyo (NiC) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), donde un grupo interdisciplinario apuesta a una tecnología disruptiva para frenar el avance de la Lobesia botrana, una plaga declarada de interés nacional por los daños económicos que provoca en los viñedos.
La técnica emplea el silenciamiento génico por interferencia de ARN (RNAi), que consiste en diseñar moléculas de ARN de doble cadena (dsRNA) para inhibir genes esenciales en el ciclo de vida del insecto. "Provocamos un efecto insecticida al silenciar genes clave del desarrollo de la polilla", explicó Lucas Resa Jurin, becario del Conicet que participa en el proyecto desde el laboratorio de Fitovirología del INTA en Luján de Cuyo, Mendoza.
Los ensayos preliminares, realizados entre febrero y abril de este año, mostraron una mortalidad del 50% al 80% en larvas tratadas con dsRNA, un resultado que entusiasma al equipo investigador.
El próximo paso: llevar la ciencia al campo
Tras el éxito en laboratorio, el desafío ahora es adaptar esta tecnología para su uso en condiciones reales de cultivo. "Estamos analizando cuál es el mejor vehículo para aplicar el ARN en el viñedo. Una de las posibilidades es una formulación pulverizable que pueda llegar directamente a las larvas", explicó Analía Díaz Bruno, directora del Nodo de Innovación Cuyo.
Además, subrayó el potencial del proyecto: "Sería una herramienta nacional, económica y sin impacto ambiental, a diferencia de los métodos actuales que dependen de insecticidas químicos tóxicos o feromonas importadas, que son muy costosas".
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Escalado industrial y licenciamiento
El desarrollo de Silent representa también una oportunidad para la industria nacional de insumos agropecuarios. Dado que el INTA no produce a escala, el equipo busca licenciar la tecnología y asociarse con una empresa del sector para su industrialización y comercialización.
"Queremos que este biocida llegue a los productores como una alternativa efectiva, sustentable y de origen argentino", remarcó Díaz Bruno.
Hacia una vitivinicultura más sustentable
En una industria como la vitivinícola, clave para las economías regionales y la exportación, avanzar en soluciones propias, eficientes y amigables con el ambiente es un paso estratégico. Silent no solo abre nuevas posibilidades tecnológicas, sino que también plantea un modelo de innovación con impacto territorial y soberanía científica, en el corazón de la principal región productora de vinos del país.