Arrendamientos: el enemigo ¿invisible? de la nutrición de los cultivos
El 70% de los principales cultivos en la Argentina se cultivan en campos alquilados, un esquema que condiciona las decisiones de manejo.
En la campaña 2023/24 alrededor del 70% de la superficie sembrada en la Argentina con los principales cultivos (soja, maíz y trigo) se trabajó bajo el esquema de arrendamiento, de acuerdo a un estudio realizado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). La cual reveló que "a medida que aumenta la escala productiva, disminuye de forma pronunciada la proporción de productores propietarios que desarrollan la actividad".
Aunque no es un fenómeno reciente en el país, el alquiler de campos es un factor crucial para los productores, que influye significativamente en sus decisiones económicas y agronómicas a la hora de producir. Sobre todo en un contexto nacional de incertidumbre y un panorama mundial de creciente demanda y competitividad.
En la Argentina casi 7 de cada 10 hectáreas de soja, maíz y trigo se producen en campos alquilados, sobre todo a mediana y gran escala, con la finalidad de expandir la superficie productiva. En este contexto en el que el productor asume el mayor riesgo al alquilar las tierras, se prioriza el objetivo de una mayor rentabilidad, dejando relegado el cuidado del recurso suelo.
En comunicación con Revista Chacra la directora ejecutiva de Asociación Civil Fertilizar, Fernanda González Sanjuan, sostuvo que la tecnología de fertilización tiene un margen positivo. Y agregó que "todo ese fertilizante que yo pongo para generar una cantidad adicional de kilos, se paga con esos kilos. El tema es cuando lo tengo que poner en el cálculo del margen bruto". Y agregó, que reducir este paquete implica perder rendimiento en el corto plazo y probablemente degradar el suelo en el largo plazo.
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Teniendo en cuenta que la mayoría de los contratos de alquiler tienen una duración de un año, los productores se ven obligados a adoptar una visión a corto plazo. Esto impide ver los resultados producidos por el deterioro del suelo. En estas relaciones contractuales, la prioridad es la rentabilidad, y ninguna de las partes involucradas considera la fertilidad del suelo, sino que se centran exclusivamente en la rentabilidad.
"Estamos exportando nutrientes fuera del campo, es más, no solamente fuera del campo, fuera del país" sostuvo el Ingeniero Agrónomo de Agroestrategias Consultores, Wenceslao Tejerina. En pocas palabras, una gran cantidad de nutrientes del suelo se extraen del sistema para la exportación, y son muy pocos los casos en que estos nutrientes son devueltos a este recurso.
En un contexto general de incertidumbre e inestabilidad, en donde las medidas no apoyan la toma de decisiones de los productores y disminuyen el presupuesto a los recursos de formación disponibles "es muy difícil empezar a pensar en planteo de fertilización a mediano o largo plazo" sostuvo Tejerina. Y agregó que inclusive a pesar de ello la ventaja de la Argentina son los suelos tan ricos, que hacen que con retención y todo podamos competir internacionalmente.
Sin embargo, en la actualidad hay entre seis y siete nutrientes que presentan deficiencia en el territorio nacional. Y lo único que garantiza el rendimiento que demanda el mercado actual es la tecnología de la fertilización bien aplicada. Sin embargo, de acuerdo a González Sanjuan, si no se aplica un paquete adecuado no hay rendimiento acorde a la actividad que uno está planteando.
Además, la especialista sostuvo que en la Argentina "aplicamos bastante menos de lo que aplican los países de la región y hasta menos de lo que deberíamos". Y aclaró que se debería comparar lo que se hace con lo necesario para tener cultivos sostenibles y de calidad.
En cuanto a la aplicación de tecnologías, Tejerina afirmó que en caso de incertidumbre sobre obtener mayores rendimientos por falta de pruebas o porque los retornos no son inmediatos, es difícil que se incorporen. Es por ello que se vuelve de suma importancia la difusión de investigaciones científicas y la generación de confianza en las instituciones para que estas nuevas tecnologías sean aplicadas, como lo fue en su momento la siembra directa.
Los especialistas coinciden que la clave está en educar para comprender que la fertilización no es un gasto, sino una inversión que asegura rendimiento y sostenibilidad. "El mayor margen bruto lo da el aumento de kilos producidos, y la fertilización es la herramienta para lograrlo", insistió la representante de Fertilizar. El desafío, es encontrar un equilibrio entre el costo del alquiler y la necesidad de mantener productivo el suelo, uno de los principales capitales de la Argentina.