AGRICULTURA

Control de malezas: el desafío de no depender solo de herbicidas

Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA reveló que esta práctica no reduce la cantidad total de malezas, pero sí cambia las especies presentes, aportando información clave para un manejo integrado.

2 de Septiembre de 2025

 Tras décadas de siembra directa y uso intensivo de herbicidas, las malezas resistentes se han convertido en un problema creciente para la agricultura nacional. Frente a la pérdida de efectividad de los productos químicos, algunos productores optaron por la labranza ocasional, una práctica de control mecánico que vuelve a remover el suelo de manera puntual. Sin embargo, ¿realmente funciona?

Un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) en Carlos Casares, Buenos Aires, rompió con 20 años de siembra directa y evaluó los efectos de la labranza ocasional. Los resultados muestran que no reduce la cantidad total de malezas, pero sí modifica las especies presentes, enterrando algunas resistentes y favoreciendo la aparición de otras más susceptibles al control químico. El trabajo fue publicado en la revista científica Agronomy.

"Con la labranza ocasional es posible hacer un recambio de malezas y favorecer a especies que se controlan más fácilmente con herbicidas, pero depende de las semillas presentes en el suelo", explicó Fernando Oreja, investigador de la Universidad de Clemson (EE.UU.) y coautor del estudio.

El equipo de FAUBA observó que, tras aplicar esta práctica, especies problemáticas como la rama negra (Conyza bonariensis) fueron enterradas, mientras que emergieron otras como el chamico (Datura ferox) y el pastito de invierno (Poa annua), que pueden manejarse con aplicaciones químicas tradicionales.

Una herramienta más, no la única

Para Oreja, la labranza ocasional puede ser útil en casos puntuales, pero no debe considerarse la solución definitiva.

"No hay recetas mágicas contra las malezas. El manejo debe ser integrado y combinar diferentes prácticas, especialmente la rotación de cultivos, para alterar las condiciones ambientales y evitar que ciertas especies se establezcan", indicó.

El investigador también advirtió que la planificación a largo plazo es clave, pero está limitada por contratos de arrendamiento de corta duración y el trabajo de contratistas que realizan labores sin un diagnóstico profundo del lote.

Riesgo de "supermalezas"

El estudio alerta que, de continuar con estrategias basadas casi exclusivamente en herbicidas, la Argentina podría enfrentar un escenario similar al de Estados Unidos, donde ya existen malezas resistentes a hasta ocho modos de acción distintos."Si no diversificamos las prácticas de control, vamos camino a ese futuro", advirtió Oreja.

El informe de la FAUBA concluye que la labranza ocasional no es la solución definitiva, pero puede ser parte de un esquema de manejo integrado que incluya rotaciones, cultivos de cobertura y nuevas tecnologías para evitar que las malezas se conviertan en el mayor desafío de la agricultura nacional.

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