El trigo es clave para la alimentación global y un pilar de la economía argentina. Representa cerca del 12% del empleo agroindustrial y genera trabajo en todo el país, especialmente en las economías regionales. Además, por su condición de producto de exportación, aporta divisas fundamentales.

Como principal cultivo de invierno y tercero en superficie a nivel nacional, el trigo es esencial para la producción de harinas de alta calidad utilizadas en panificación e industria alimentaria.

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En este contexto, el Programa Nacional de Mejoramiento de Trigo del INTA, con sede en Marcos Juárez y presencia en las principales regiones trigueras del país, trabaja en el desarrollo de nuevas variedades. El equipo integra áreas como genómica, bioinformática, ecofisiología y estadística, buscando cultivares de alto rendimiento, adaptabilidad y calidad panadera.

Uno de sus logros más recientes es la variedad MS INTA MDA Bonaerense 526, un trigo pan (Triticum aestivum L.) que combina genética europea y nacional. Resultado del cruce entre Baguette 31 y Klein Castor, esta variedad ofrece alto potencial de rendimiento, resistencia a roya estriada y otras enfermedades, buena fertilidad de espiga y excelente calidad comercial.

Seleccionada en la Estación Experimental Barrow, se adapta bien a distintos ambientes productivos, tiene ciclo intermedio -lo que permite anticipar la siembra-, y altura moderada a baja, con espigas aristuladas o casi sin aristas.

Actualmente está en trámite de inscripción en el Registro Nacional de Cultivares (RNC) y en el Registro de la Propiedad de Cultivares (RCPC) del INASE. Participará en ensayos comparativos en 2025 y será multiplicada por semilleros. Su lanzamiento comercial se prevé para 2026, mediante un convenio de vinculación tecnológica con Louis Dreyfus Company Argentina S.A. (Macro Seed).