El maíz crece en intención de siembra, pero los rindes también se estancan
Mientras el maíz consolida su liderazgo sobre la soja en la región núcleo con un aumento del 17% en el área intencionada de siembra, crece también la preocupación por el estancamiento de los rindes.
Mientras el maíz consolida su liderazgo sobre la soja en la región núcleo con un aumento del 17% en el área intencionada de siembra, crece también la preocupación por el estancamiento de los rindes, un problema que hasta ahora se adjudicaba principalmente a la oleaginosa, pero que también afecta al cereal. La clave, coinciden técnicos y especialistas, está en la degradación de la fertilidad de los suelos y en estrategias de manejo cada vez más defensivas, indicó la Bolsa de Comercio de Rosario.
Según los relevamientos más recientes, la región núcleo podría alcanzar 1,9 millones de hectáreas de maíz en esta campaña 2025/26. La buena noticia es que las lluvias del 22 al 24 de julio mejoraron la humedad en zonas como el norte de Rosario y el oeste de la región, fundamentales para consolidar el arranque del trigo y anticipar un buen escenario para el maíz temprano.
Sin embargo, las condiciones meteorológicas aún presentan incertidumbre. El consultor Alfredo Elorriaga advierte que durante el fin de semana un nuevo frente frío interactuará con una atmósfera húmeda, generando precipitaciones dispares. "No hay un patrón claro aún, pero se esperan chaparrones aislados", explicó.
Trigo en estado inmejorable: julio trajo el agua necesaria
Las lluvias de julio marcaron una diferencia notable respecto al año pasado. En 2024, un 10% del trigo ya mostraba signos de deterioro para esta misma época. Este año, en cambio, el 40% del cultivo se encuentra en estado excelente, el 55% en muy bueno y apenas un 5% en bueno, según el relevamiento regional.
Productores de Corral de Bustos, María Susana, Bigand y General Pinto coinciden en que la campaña triguera comenzó de forma excepcional. "El rinde va a depender del agua disponible en julio y agosto, y de que no haya heladas tardías", señalaron desde General Pinto. Si las condiciones acompañan, se proyectan rindes de hasta 70 qq/ha.
¿Por qué los rindes se estancan en soja... y ahora también en maíz?
El problema estructural de los rindes estancados no es exclusivo de la soja. Los datos de las últimas 16 campañas muestran que tanto el maíz como la soja tienen una tendencia plana en sus rindes promedio, incluso descontando la extrema sequía de 2022/23.
En maíz, los rindes han oscilado entre 60 y 110 qq/ha, y en soja entre 25 y 42 qq/ha. El coeficiente de determinación (R²) es bajo para ambos cultivos, lo que indica una falta de mejora sostenida en el tiempo. Si bien el maíz ofrece una mayor dispersión y potencial de retorno en años buenos, la soja es más estable y confiable en contextos adversos.
Técnicos de campo, genetistas y agrónomos coinciden en que la causa principal es la baja fertilidad química y física de los suelos, agudizada por manejos de bajo costo, especialmente en campos arrendados. A esto se suma la pérdida progresiva de estructura del suelo, compactación, menor capacidad de retención de agua, pérdida de fósforo, micronutrientes y creciente acidificación.
Genética hay, pero falta tecnología y margen
Referentes como Rodolfo Rossi y Matías De Felipe aseguran que el problema no está en la genética, sino en el manejo agronómico. "La ganancia genética en Argentina es comparable a la de Brasil. La diferencia está en que allá se aplica todo el paquete tecnológico", sostuvo Rossi, y subrayó que más del 60% de los productores no repone al suelo lo que se extrae con la cosecha. Además, recordó que el maíz requiere altos niveles de fósforo, azufre y nitrógeno, que no siempre se aportan en los lotes locales.
Por su parte, De Felipe remarcó que los cultivares actuales tienen alto potencial, pero no logran expresarse en ambientes degradados y con bajo uso de insumos, una situación frecuente en Argentina debido a los márgenes ajustados y la incertidumbre financiera.
Maíz en ascenso, pero con desafíos similares a la soja
El entusiasmo por el maíz se explica, en parte, por su mayor rentabilidad potencial y por un contexto climático que, si bien no es ideal, mejoró gracias a las lluvias recientes. Sin embargo, los problemas estructurales del sistema productivo argentino persisten.
Técnicos consultados aseguran que este es un año para "fertilizar bien", pero reconocen que no es fácil acceder al financiamiento necesario. "Volvemos a hablar de tasas que obligan a repensar las decisiones agronómicas", señalan.
El maíz avanza sobre la soja, pero ambos cultivos enfrentan un límite común: suelos degradados, escasa reposición de nutrientes y estrategias de manejo cada vez más conservadoras. A menos que haya un cambio en las condiciones económicas que permita invertir más en tecnología y cuidado del suelo, la brecha de rendimiento seguirá sin cerrarse.