El nitrógeno, clave para mitigar el impacto de la sequía en la soja
Un estudio del INTA reveló que una mayor disponibilidad de nitrógeno mejora el rendimiento y la calidad de la soja bajo condiciones de estrés hídrico, con aumentos del 12 % en el peso del grano y del 5 % en su concentración proteica.
En un contexto marcado por la variabilidad climática, un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) determinó que el nitrógeno podría jugar un papel fundamental en la mitigación de los efectos de la sequía sobre el cultivo de soja.
El estudio, desarrollado por el grupo de Ecofisiología Vegetal del Instituto de Fisiología y Recursos Genéticos Vegetales en colaboración con la Estación Experimental Agropecuaria Manfredi, se enfocó en evaluar el impacto de la nutrición nitrogenada durante escenarios de déficit hídrico.
Según los resultados preliminares, una mayor disponibilidad de nitrógeno en condiciones de sequía logró aumentar un 12 % el peso final de los granos, un 5 % la concentración de proteína y hasta un 30 % el índice de cosecha, indicador que refleja la proporción de biomasa que se transforma en grano.
"Fue interesante observar que, incluso bajo estrés hídrico, el aporte adicional de nitrógeno permitió mejorar significativamente parámetros clave del rendimiento", explicó Verónica Ergo, especialista en ecofisiología del Centro de Investigaciones Agropecuarias del INTA.
Durante la etapa de llenado de granos, el déficit hídrico suele reducir la incorporación de nitrógeno biológico, anticipar la cosecha y deteriorar la calidad del grano. El trabajo del INTA busca desentrañar los mecanismos fisiológicos detrás de este fenómeno, particularmente en genotipos de alto rendimiento.
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La investigación abordó las bases ecofisiológicas de la captura, partición y remobilización del nitrógeno, así como los procesos reguladores que permiten aumentar simultáneamente el rendimiento y el contenido proteico en situaciones tanto favorables (con riego) como adversas (con sequía).
Los conocimientos obtenidos podrían resultar valiosos para mejoradores genéticos, ya que permitirían desarrollar nuevas variedades de soja más resilientes, capaces de mantener buenos niveles de productividad y calidad proteica bajo condiciones climáticas adversas. Esto aportaría al valor agregado en origen y a una mayor sustentabilidad del sistema productivo.
El trabajo se enmarca en la formación posdoctoral de Verónica Ergo y fue dirigido por Constanza Carrera y Fernando Salvagiotti, investigadores del INTA y del Conicet. Además, fue reconocido internacionalmente al recibir el premio a la mejor presentación póster científico en el Simposio Internacional Genomics for Food Security and Plant-Environment Interaction, realizado en Hong Kong en agosto de 2023.