La falta de zinc puede comprometer los rendimientos agrícolas
La falta de zinc puede ocasionar caídas de rendimiento de entre el 5 % y el 15 %.
El estudio, realizado por la Unidad Integrada Balcarce (Buenos Aires), muestra una disminución significativa en los niveles de zinc disponible en el suelo. Según el análisis, un 33 % de los lotes del sur bonaerense presenta concentraciones por debajo de 0,80 partes por millón (ppm), umbral que puede limitar los rendimientos de trigo y cebada. En comparación con 2011, cuando los valores eran predominantemente medios o altos, el retroceso resulta evidente.
"Hoy el zinc comienza a mostrar señales de deficiencia en suelos donde históricamente no representaba una limitante. El escenario actual obliga a repensar las estrategias de diagnóstico y manejo para evitar pérdidas económicas y nutricionales en los cultivos", explicó Hernán Sainz Rozas, especialista en fertilidad de suelos del INTA Balcarce.
Pérdidas que superan el costo de fertilizar
La falta de zinc puede ocasionar caídas de rendimiento de entre el 5 % y el 15 %. En términos productivos, un suelo con 0,75 ppm de Zn y un objetivo de 7.000 kilos por hectárea puede perder hasta 840 kilos por hectárea, una merma muy superior al costo de la fertilización, estimado entre 18 y 20 dólares por hectárea.
Frente a este panorama, desde el INTA recomiendan realizar análisis preventivos del suelo para anticipar problemas. "El método más confiable es la determinación de zinc extractable en muestras tomadas a 20 centímetros de profundidad, preferentemente en presiembra", señaló Pablo Barbieri, especialista del INTA Balcarce. Dado que el zinc presenta alta variabilidad espacial, sugiere tomar entre 25 y 35 submuestras por lote con un muestreador de acero inoxidable.
Estrategias de reposición
La fertilización con zinc puede realizarse a través de mezclas sólidas, fertilizantes compuestos, líquidos, tratamiento de semillas o aplicaciones foliares. En trigo, por ejemplo, la extracción promedio por hectárea varía entre 200 y 320 gramos, lo cual puede compensarse con aplicaciones de entre 0,5 y 1 kilo de zinc por hectárea.
Una práctica en expansión es la aplicación conjunta de zinc y fósforo, ya sea en fertilizantes sólidos compuestos o mediante recubrimiento del fosfatado con formulaciones líquidas con Zn. "Esto mejora la distribución del micronutriente en el suelo y permite una absorción más eficiente por parte del cultivo", destacó Barbieri.
Dada la baja movilidad del zinc en el perfil del suelo, los especialistas lo consideran una inversión estratégica. "El objetivo debe ser elevar los niveles hasta 1,3 ppm para evitar restricciones futuras. Fertilizar no solo repone lo exportado, sino que mejora el capital nutricional del suelo a largo plazo", agregó Barbieri.
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Impacto fisiológico y productivo
Nahuel Reussi Calvo, investigador del Conicet y de la Universidad Nacional de Mar del Plata, subrayó la importancia del zinc en funciones clave como la fotosíntesis, la síntesis de proteínas y azúcares y el metabolismo de auxinas. "Su deficiencia no solo afecta el crecimiento del cultivo, sino que reduce la eficiencia en la utilización de nitrógeno y fósforo, nutrientes fundamentales para sostener altos rendimientos", advirtió.
Los datos del laboratorio de suelos del INTA Balcarce refuerzan la preocupación: alrededor del 66 % de los suelos pampeanos presenta hoy niveles medios a bajos de zinc. Lo que antes era una problemática propia del norte de la región, ahora se hace visible también en el sur bonaerense, área clave para la producción nacional de trigo y cebada.
"Invertir en diagnóstico y reposición inteligente puede evitar pérdidas importantes y potenciar los suelos del sur bonaerense, región estratégica para el cereal argentino", concluyó Sainz Rozas.