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El coirón blanco ya cuenta con semilla certificada y trazable en la Patagonia

El INTA Bariloche concretó la primera inscripción de un Área Productora de Semillas de una especie forrajera nativa, que permitirá a productores acceder a material de origen garantizado.

18 de Septiembre de 2025

 El coirón blanco (Festuca pallescens), una gramínea nativa de los pastizales patagónicos de alto valor forrajero, dio un paso clave para su aprovechamiento productivo. El INTA Bariloche inscribió la primera Área Productora de Semillas de Especies Nativas (APSEN) para esta especie, ubicada en cercanías de Pilcaniyeu, Río Negro.

La inscripción permite certificar el origen y trazabilidad de las semillas, lo que habilita su comercialización y asegura a productores y empresas el acceso a material confiable. Se trata del primer registro en el país de un APSEN de una especie de uso forrajero.

Una década de estudios

El equipo de investigación en domesticación de especies forrajeras nativas del INTA Bariloche - IFAB (INTA-CONICET), junto con el INTA Esquel, lleva más de diez años estudiando al coirón blanco. El trabajo permitió avanzar hacia la inscripción, que le otorga mayor valor potencial a este recurso.

Paula Marchelli, investigadora del CONICET en el INTA Bariloche, explicó: "El objetivo es proveer semillas de esta especie forrajera a productores y viveros de la región, tanto para actividades de mejora del pastizal, ensayos en pequeña escala o restauración de los sistemas que la especie conforma".

Por su parte, María Marta Azpilicueta describió que el coirón blanco "forma matas de hasta 60 centímetros de altura, con hojas finas de tonalidad verde azulada y semillas pequeñas. Su resistencia al pastoreo intensivo y su calidad nutricional lo convierten en una especie clave en los sistemas ganaderos extensivos".

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Resiliencia y aporte a la ganadería

Investigaciones lideradas por Aldana López abordaron aspectos como diversidad genética, tolerancia al estrés hídrico y salino, productividad y calidad forrajera. Los resultados mostraron un buen desempeño tanto en crecimiento como en producción de semillas, lo que permitió postular la parcela del INTA Pilcaniyeu para su inscripción como APSEN.

El coirón blanco tiene un crecimiento primavero-estival y representa más del 20 % de la dieta de ovinos, bovinos y caprinos en la región, gracias a su alta palatabilidad. Se adapta a diferentes ambientes de la Patagonia, desde Neuquén hasta Santa Cruz, en cordillera, estepas y mallines.

Nicolás Nagahama, investigador del INTA y CONICET en la EEA Esquel, subrayó: "La ganadería en Patagonia es principalmente extensiva y depende de los pastizales naturales. El deterioro de estos ambientes, sumado a la variabilidad climática, genera una situación crítica, sobre todo en invierno, cuando escasea el forraje en un momento clave para los vientres en gestación".

Un recurso estratégico

Si bien el coirón blanco aún no se siembra de manera comercial, su certificación como semilla abre nuevas posibilidades para el manejo sustentable de los pastizales. Algunos productores ya realizan rotaciones para permitir la recuperación del recurso, pero contar con semilla certificada permitirá avanzar en la restauración y el fortalecimiento de los sistemas ganaderos en la Patagonia.

"Es una especie nativa con buena calidad nutricional si la comparamos con otras forrajeras de la región árida y semiárida. Su certificación representa un aporte concreto a la sostenibilidad de la ganadería extensiva patagónica", concluyó Nagahama.