INTA

Desarrollan un biodigestor para transformar residuos en recursos

Esta tecnología permite transformar residuos orgánicos de origen caprino en bioenergía y enmiendas orgánicas, con beneficios directos para la producción de alimentos y la eficiencia energética.

30 de Septiembre de 2025

 Con el objetivo de fortalecer la producción agropecuaria de pequeña escala y promover sistemas más sostenibles, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) puso en marcha un biodigestor tubular flexible en el predio de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Esta tecnología permite transformar residuos orgánicos de origen caprino en bioenergía y enmiendas orgánicas, con beneficios directos para la producción de alimentos y la eficiencia energética.

El biodigestor fue diseñado en articulación con la empresa cordobesa Rappachiani y se presenta como una alternativa viable para entornos periurbanos y establecimientos agropecuarios de baja escala. Su finalidad es el tratamiento integral de efluentes, la producción de biogás -que ayuda a reducir el uso de combustibles fósiles- y la generación de digerido, un fertilizante aprovechable para mejorar los suelos.

En paralelo, se desarrolló un deshidratador de alimentos con el fin de evaluar la eficiencia del secado del bagazo cervecero, un residuo de difícil gestión en el rubro de las cervecerías artesanales. Este subproducto ya se está incorporando en la formulación de alimentos balanceados para cabras y conejos, potenciando la economía circular.

Según explicó Fernando Ocampo, investigador del INTA especializado en energías renovables, uno de los aportes más innovadores del proyecto es la incorporación de un protocolo de monitoreo digitalizado:

"Trabajamos en la automatización del control de variables clave como temperatura, pH, alcalinidad y concentración de ácidos grasos volátiles, fundamentales para asegurar el buen funcionamiento de la biodigestión anaeróbica y la producción estable de biogás", señaló.

La digitalización permite un seguimiento en tiempo real, mayor trazabilidad y respuesta rápida frente a eventuales anomalías técnicas o biológicas. De esta manera, se garantiza la calidad y sostenibilidad del sistema completo.

Por su parte, Paula Olaizola, coordinadora de la iniciativa, subrayó que el proyecto busca generar tecnologías de bajo impacto ambiental que impulsen la producción de proteína animal en sistemas intensivos, promuevan la seguridad alimentaria y contemplen el bienestar animal.

El desarrollo, que también se implementa en la Escuela Agraria N.º 1 de San Vicente, incluye servicios de diseño, implementación y capacitación para módulos ganaderos compactos de bajo impacto ambiental. Está orientado tanto a productores como a municipios que apuesten por modelos productivos sostenibles.

Con esta iniciativa, el INTA avanza en la incorporación de soluciones tecnológicas que articulan producción, ambiente y territorio, transformando residuos en recursos y consolidando un modelo de agricultura más eficiente, circular y resiliente.