Achaparramiento

Confirman que el achaparramiento del maíz es producto de un complejo dinámico de agentes causales

El INTA confirma una mayor incidencia del fitoplasma Maize Bushy Stunt y plantea nuevos desafíos para el manejo del cultivo

15 de Octubre de 2025

Una investigación del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) del INTA confirmó que el fitoplasma Maize Bushy Stunt (MBS) tiene una incidencia superior a la registrada históricamente. Este hallazgo representa un cambio de paradigma en el estudio de la enfermedad del achaparramiento, transmitida por la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis), que durante la campaña 2023-2024 provocó pérdidas estimadas entre el 10 y el 15 % de la cosecha nacional.

Hasta ahora, el principal agente causal se atribuía al Corn Stunt Spiroplasma (CSS), acompañado por virus como Maize Rayado Fino y Maize Striate Mosaic, mientras que el fitoplasma MBS se consideraba marginal. Sin embargo, un estudio prospectivo del Instituto de Patología Vegetal (IPAVE-INTA), en colaboración con especialistas en virología y entomología, reveló que el 60 % de las muestras analizadas en siete provincias resultaron positivas para fitoplasmas, el 43% para CSS y el 29% presentó infecciones mixtas.

"Este hallazgo refuerza la idea de que el achaparramiento no responde a un único agente causal, sino a un complejo dinámico y diverso, cuya composición puede variar según la región y la campaña", explicó Franco Fernández, biólogo y coordinador del nodo de secuenciación genómica del CIAP.

Los muestreos realizados en Córdoba durante 2025 muestran una disminución en la incidencia tanto de CSS como de MBS respecto del año anterior. Según Fernández, esta variación podría deberse a la combinación de factores climáticos, prácticas preventivas y dinámica poblacional de la chicharrita, lo que evidencia que la epidemiología de la enfermedad "es más compleja de lo que se pensaba".

En el plano científico, el MBS fue recientemente propuesto como una nueva especie, "Candidatus Phytoplasma zeae", actualmente en revisión. "Es un microorganismo altamente adaptado a los tejidos vasculares del maíz. A nivel ecofisiológico, interfiere con los reguladores del desarrollo y provoca alteraciones morfológicas, especialmente en la formación de brotes y mazorcas", detalló el investigador.

Perspectivas de manejo e investigación

El grupo de fitoplasmas del IPAVE-INTA trabaja en la mejora de los métodos de diagnóstico molecular, con herramientas más sensibles y específicas, y en estudios de diversidad genética que permitan identificar nuevos agentes.

Fernández destacó que el manejo del achaparramiento "debe contemplar la complejidad del sistema, evitando focalizarse en un solo patógeno". Subrayó además que "el monitoreo permanente y el desarrollo de estrategias basadas en evidencia científica serán claves para reducir el impacto en la producción maicera".

Con estos avances, la investigación apunta a integrar el conocimiento sobre bacterias, fitoplasmas, virus y vectores dentro de un enfoque sistémico. "El desafío será sostener un monitoreo continuo y profundizar la investigación interdisciplinaria, de modo de diseñar estrategias de manejo integradas y adaptadas a la dinámica de la enfermedad", concluyó Fernández.