El agroindustrial cerró 2025 con números que explican por qué es un peso pesado en la economía argentina
La molienda de granos mostró signos de recuperación, las carnes avanzaron de forma desigual y la lechería sigue buscando piso. Los datos oficiales confirman que el agro volvió a ser un sostén clave del aparato productivo argentino
El cierre de 2025 dejó una foto del sector agroindustrial con contrastes, pero también con indicadores que confirman la centralidad del sector en la economía argentina. Según los últimos informes realizados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la actividad vinculada a granos, carnes y lácteos volvió a mostrar niveles relevantes de producción, aún en un contexto de ajustes y reacomodamientos productivos.
La molienda da un paso al frente
En los primeros diez meses de 2025, la molienda de soja superó las 30 millones de toneladas, con una mejora cercana al 2,5% respecto del mismo período del año anterior. En el caso del girasol, el crecimiento fue aún más marcado: la molienda aumentó más de 35% interanual, impulsada por una mayor disponibilidad de materia prima y mejores márgenes industriales.
El maíz también mostró un desempeño positivo, ya que en su caso entre enero y octubre, la molienda superó los 6 millones de toneladas, con un incremento cercano al 2% frente a 2024. Este dato confirma la consolidación del cereal como insumo estratégico, tanto para la producción de alimentos balanceados como para la industria del bioetanol.
El desempeño de cada segmento
En el caso de las carnes, la faena bovina registró un leve retroceso. En los primeros diez meses de 2025 se faenaron algo más de 11,2 millones de cabezas, lo que implicó una baja aproximada del 1% interanual. El dato refleja un manejo más prudente del rodeo, tras años de elevada extracción y en un contexto de recomposición ganadera.
Distinta fue la dinámica en las producciones alternativas, en donde la faena porcina creció cerca del 2%, mientras que la aviar mostró un aumento del 1,9%, consolidando su rol como proteínas clave para el consumo interno. En ambos casos, el avance estuvo sostenido por una demanda más estable y por estructuras productivas menos expuestas a la volatilidad climática.
En 2024, la producción de leches refrigeradas cayó a unos 410 millones de litros, acumulando varios años consecutivos de retroceso. Sin embargo, durante 2025 se observó una leve recuperación en algunos productos industriales, como es el caso de la producción de leche en polvo creció más del 17% interanual en los primeros nueve meses, señal de una incipiente reactivación del complejo.
Desde una mirada estructural, la elaboración de alimentos y bebidas mantiene un rol central dentro de la industria nacional. Este sector es responsable de aproximadamente el 30% del valor agregado de toda la industria manufacturera y concentra más del 25% del empleo industrial, con fuerte anclaje territorial en provincias clave como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos.
Además, los datos oficiales muestran que más del 85% de las empresas agroindustriales son micro y pequeñas firmas, lo que resalta la importancia del entramado productivo regional y el impacto directo del agro en las economías locales. A su vez, la capacidad instalada del sector alimentos y bebidas se ubicó en torno al 65%, por encima del promedio industrial, pero todavía con margen para crecer.
Los números de 2025 confirman que el agro argentino volvió a ser un sostén clave de la actividad económica, aunque con desempeños desiguales según el complejo productivo. De cara a 2026, el desafío será transformar estos volúmenes en mayor estabilidad, inversión y valor agregado, en un sector que demostró que sigue siendo el corazón productivo del país.