Trazo fino
La trazabilidad de los productos agroalimentarios es una exigencia que se va afianzando. El valor agregado que significa en muchos mercados hace que sea necesario sumar herramientas en este sentido.¿Cuáles son?
La trazabilidad de los productos está concebida como un estilo de trabajo, que requiere el compromiso de los integrantes del sistema para poner a disposición información confiable que permita cumplir con el objetivo de convertirse en una herramienta útil para la toma de decisiones. Este tipo de herramientas en poco tiempo van a ser las que nos permitan competir en mercados agroalimentarios exigentes, como el europeo, entre otros
Según especialistas, la trazabilidad “es un proceso en el cual se registra toda la información correspondiente a los elementos involucrados en el historial de un producto, desde el comienzo hasta el final de la cadena de comercialización”. Se define también trazabilidad como “aquellos procedimientos preestablecidos y autosuficientes que permiten conocer la historia, ubicación y la trayectoria de un producto o lote de productos a lo largo de la cadena de suministros en un momento dado, a través de herramientas determinadas".
En resumen, la Trazabilidad es “la capacidad de seguir un producto a lo largo de la cadena de suministros, desde su origen hasta su estado final como artículo de consumo”. Es decir, que involucra información referente a qué proveedor se le ha comprado cada una de esas materias primas con las que el producto ha sido elaborado, cuáles fueron las variables de proceso y responsables de elaborar el producto y finalmente, el detalle de los clientes a los que se le ha enviado cada lote de producto que se haya elaborado en una empresa.
Así comienza un artículo escrito por Fernando Scaramuzza, Andrés Méndez, Diego Villarroel, Juan Pablo Vélez, Mario Bragachini (INTA EEA Manfredi) y Cecilia Accoroni (INTA AER Totoras). Y luego lo relacionan directamente con un gran beneficio que puede entregarnos el uso de las herramientas de agricultura de precisión.
Esto es, la posibilidad de determinar con un alto grado de exactitud todo lo ocurrido durante la producción (implantación, controles fitosanitarios, fertilizaciones, cosechas, etc) con datos de posicionamiento satelital, fecha y hora, condiciones ambientales reinantes y otras parámetros de interés.
El trazo comienza en la siembra
Los monitores de siembra asociados a una antena receptora de señal satelital generan una información muy importante como punto de partida. Puede saberse, con un mapa de éstos, la densidad de plantas y dosis de fertilizante recibido, esto determina una parte importante del ambiente que enfrenta la planta durante su ciclo productivo.
Respecto a la aplicación de fitosanitarios, el informe dice que “el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) creó el sistema de trazabilidad de productos fitosanitarios y veterinarios, para un seguimiento de la elaboración, producción, comercialización y uso de agroquímicos.
El Sistema de Trazabilidad de Productos Fitosanitarios y Veterinarios consiste en identificar, con códigos unívocos, cada unidad de los productos trazados, que se pondrán a disposición de toda la cadena de comercialización en la base de datos a la que se puede acceder desde el sitio del SENASA.”
En este caso hay pasos dados. Restaría entonces, dejar bien en claro donde y cuando se aplicó alguno de estos productos ya identificados; para asegurar así la comercialización de alimentos libres de productos potencialmente tóxicos, especialmente en el caso de productos de consumo directo como frutas y verduras.
El fin del trazo
Los mapas de rendimiento son una enorme fuente de información, además de rendimiento físico podemos tener datos de humedad. proteína, momento del día y mucho más. “Esta información es trascendental para tener un seguimiento del lugar de procedencia de los granos que pasarán a ser procesados para diferentes usos” explicita el mencionado informe.
La suma de toda esta información, como capas una arriba de la otra le imprime al producto a vender un sello de marca a fuego. Y esa marca a fuego puede ser la diferencia al momento de vender con un plus de valor.
Lo que es claro es que el mercado debe estar preparado y predispuesto a pagar ese plus de valor, de lo contrario todo el esfuerzo será en vano. Hoy el mercado argentino no está listo para esto, los consumidores no están tampoco en condiciones de premiar tanto.
Por otro lado el acceso a aquellos mercados externos que estén dispuestos a premiar el esfuerzo y la inversión de los productores no es sencillo desde nuestras latitudes. Son archiconocidas las restricciones en la exportación, autorizaciones que no aparecen, además de las retenciones e impuestos.
Si se considera que muchos de nuestros productores utilizan mucha de la tecnología disponible para georreferenciación de información de campo, es lógico pensar que como país podemos estar listos para el momento que podamos acceder a tales mercados.