El costo laboral y la competitividad
En la búsqueda de ser más productivos asoman tres grandes desafíos a revisar: salario en perspectiva, costo laboral no salarial y la relación salario - productividad.
12-10-17 La respuesta a la pregunta ¿si Argentina puede mejorar su competitividad sin reducir su costo laboral? es simple, directa, precisa e inequívoca, y es NO.
Todos estamos de acuerdo en mejorar nuestra calidad de vida, y tenemos en claro que esa mejora se basa en nuestra propia Productividad, y esta es la solida base donde debe sustentarse el estándar de vida, si queremos que perdure en el tiempo.
De las exposiciones realizadas referente a estos temas, en la pasada edición de JONAGRO 2017, por Pablo Villano (presidente de Apymel), y de Jorge Day (IERAL Mendoza), podemos definir una serie de puntos o cuestiones a analizar:
ü Salario en perspectiva.
ü Costo laboral No Salarial.
ü Relación Salario Productividad.
Salarios en Perspectiva, miremos un poco de que hablamos cuando se dice que somos "caros en dólares". Fruto de las políticas tomadas en los últimos tiempos, proteccionismo y dólar barato entre otras, nuestros precios internos han aumentado un 150 % en dólares, los sueldos no son la excepción, lo que resulta en un costo laboral en dólares por unidad de producto que actúa de ancla competitiva. Índices comparativos como los presentados por Pablo Villano en Jonagro 2017 así lo demuestran, incidencias en costos que duplican a nuestros vecinos Chilenos, por ejemplo; si hablamos en particular de la Industria Láctea Las incidencias llegan a multiplicar por 3 a nuestros vecinos transandinos. Brasil viene bajando su costo laboral en dólares desde el 2012, este no es un dato menor si tenemos en cuenta el contexto del MERCOSUR, y que se trata nada menos que de nuestro principal socio comercial.
Costo laboral No Salarial, este es quizás el punto más distorsivo y cuantitativamente más relevante dentro del llamado "Costo Laboral" formado por Las Contribuciones patronales, los Aportes personales, los costos de ART, los sindicales, los viáticos, vacaciones . La incidencia puramente impositiva, compuestas por las cargas sociales representan un 44 % del salario básico, pero si a este le sumamos los últimos cuatro ítems, antes mencionados vemos que la incidencia dependiendo del sector tiene una base del 58 % y un techo del 71% (si sumamos ausentismos). Los costos referidos a la litigiosidad por accidentes de trabajo, los altos costos de arrastre que se disparan ante un despido que en promedio duplican a los globales. Reflejo de esto es que el Costo Laboral arroja ratios según el sector de un 35 a 40 % de peso sobre la estructura de costos de la empresa.
Relación Salario Productividad, durante la última década, fruto de una inflación en ascenso y un papel muy combativo de los Sindicatos, termino con una escalera de incrementos salariales que no mantenían correlato con la productividad obtenida, este desacople entre Salario y Productividad llegó a extremos ilógicos, ya que al no guardar un correlato directo la apreciación de muchos era que no era necesario esforzarse, los índices de ausentismo claramente por encima de la media regional hablan por sí solos con respecto a es esta problemática. Nada de esto es gratis, lo que primero se genera es una falta de inversión productiva, la producción no se puede desarrollar al mismo ritmo que los salarios que solo tenían en cuanta los índices de inflación ( y lo gracioso aquí es que no tomaban los del INDEC de Moreno, precisamente) para su ajuste anual, sin tener en cuenta a la realidad del sector y mucho menos a su productividad. No es casualidad que los menores niveles de productividad se den en aquellos eslabones más radicalizados.
El consumidor y el productor
Se trata de un juego de suma cero, donde lo que un eslabón sobredimensiona absorbe de mas en recursos, lo terminan pagando los demás; pero toda cadena tiene dos puntas, El Consumidor Final y El Productor.
Como sociedad nos debemos este debate, de las conclusiones del mismo y del rumbo que el timón tome, dependerá la mejora de nuestra productividad y por ende de nuestra calidad de vida.
Por Matías Lestani