John Deere cumplió 60 años de actividad industrial en el país
Los directivos destacaron las inversiones realizadas desde 2013 y dijeron que analizan nuevos proyectos.
26-03-18 "Desde que incorporaron el piloto automático a las máquinas fue una gran ventaja. El servicio de posventa es excelente. La potencia y la respuesta del equipo fue lo que me permitió convencer a mi padre de que John Deere era el tractor adecuado". Los relatos de productores y contratistas de maquinaria agrícola argentinos sobre las bondades de la marca norteamericana, reunidos en un video de celebración de los 60 años de la compañía en la Argentina y la provincia -en el predio de Granadero Baigorria-, resumen en términos subjetivos las ventajas con la que la empresa busca posicionarse: inversión, tecnología de punta y asistencia al cliente.
Desde 1958 John Deere en la Argentina "atravesó picos, valles, inundaciones y secas", detalló el presidente de JD Argentina, Gastón Trajtenberg y señaló que la compañía viene consolidando desde 2012 un proceso ininterrumpido de inversiones que comenzó con la fabricación de una línea de tractores y cosechadoras, para lo cual desembolsaron 130 millones de dólares; continuó en 2013 con el montaje del depósito de repuestos y la expansión de la fábrica de motores; en 2014 con el centro de entrenamiento y finalmente el año pasado con la apertura de la fábrica propia de tractores de la línea 6000 o 6J.
En un festejo que reunió a autoridades nacionales, provinciales y municipales y a toda la plana mayor de John Deere a nivel internacional, el CEO global de la empresa Samuel Allen, destacó la decisión de seguir invirtiendo en la Argentina. "Es más fácil gestionar un negocio cuando las cosas son fáciles que cuando son difíciles", dijo, aunque reconoció que ve "con un optimismo" los próximos dos años en el país.
En ese marco, recordó que ese compromiso se plasmó con la adquisición de la fábrica de botalones de fibra de carbono King Agro y también los 17 años ininterrumpidos de John Deere como mayor exportador del sector, algo que dijo "se potenciará con esta última adquisición", ya que según dijo seguirán potenciando la utilización de esta tecnología.
"Creemos que el barral no es la única aplicación de la fibra de carbono y vamos a expandir la utilización de esa tecnología a otros productos", indicó Allen.
El ejecutivo, quien recibió de manos del intendente de Granadero Baigorria, Adrián Maglia, la distinción de "Huésped de Honor", reconoció que las variables macroeconómicas como el tipo de cambio "siempre son un factor con el que hay que lidiar", aunque en el caso de John Deere aseguró que "tratan de balancearlo con exportaciones y así equilibrar la balanza comercial".
En rigor, la compañía -en un esquema similar al de las automotrices- tiene una plataforma de negocios global, que permite compensar la balanza comercial con sus filiales en el resto del mundo. También su esquema de proveedores es global. "El negocio es global y tenemos proveedores corporativos, es uno para todos. Hay muchos argentinos que empezaron a venderle a John Deere en el país y luego se expandieron al resto de la plantas", detalló Diego García encargado de la línea de motores de la fábrica de Baigorria.
En esa nave, que se renovó con una mudanza en 2013 se producen 28 mil motores diesel al año. "Ahora sale uno cada diez minutos", indicó. Equipan a los vehículos de la flota de la marca tanto para maquinaria vial, para agricultura y para la industria de la construcción.
Desde 1958 John Deere arrancó fabricando los motores para su modelo de tractor 730. Actualmente en la planta santafesina se producen 92 aplicaciones distintas, que van desde 45 hasta 350 HP, en tres líneas de producción, dos para tractores, y una de cosechadoras, de 2,8 a 9 litros de cilindrada.
"En Argentina se exige un contenido global de partes del 50% y lo consolidamos con el mecanizado de las piezas y con la mano de obra", indicó García.
La planta de motores de Baigorria es una de las seis que tiene John Deere en el mundo. El resto están ubicadas en México, Francia, China e India. Y desde la provincia abastecen esencialmente de motores a los equipos fabricados en el país y en Brasil, pero en ocasiones también a México, China y Estados Unidos, ya que "el motor es el mismo en todo el mundo, sólo se adapta a la mecánica del país al que se abastece y las regulaciones que tiene, fundamentalmente en materia de emisiones", agregó García.
La fábrica de motores está trabajando en dos turnos y está utilizando el 80% de su capacidad.
En ella se realiza el armado interno del motor, una etapa en la que tiene relevancia el uso de un vehículo automatizado que se desplaza por la línea de producción y solicita las piezas al operario para el ensamble final. Los ajustes también se realizaron con herramientas electrónicas como las torqueadoras "para asegurar la calidad", detalló el encargado del área.
En la segunda parte de la planta de motores se realiza el armado del block y de la tapa de cilindro.
Las piezas de fundición llegan de México o España, algo que antes les proveía la empresa a local Metcon (ex Paraná Metal) pero dejó de hacerlo por no alcanzar los estándares de resistencia requeridos.
En la línea de block y tapa de cilindro se trabaja en tres turnos de producción y 13 operarios están al frente de las trece estaciones de trabajo. "La línea de cabeza de cilindro es la más moderna que John Deere tiene en el mundo, es flexible y se fabrican distintos modelos al mismo tiempo, cuando antes se armaba de a uno", detalló el encargado del área. Allí también el montaje de piezas está robotizado.
El 40% de la producción de tapas de cilindro se exportan a la fábrica de Francia y los blocks tienen como destino las plantas de China y México. En total, en esa etapa de producción trabajan 60 empleados.
Los gigantes verdes
El año pasado John Deere abrió en la planta de Baigorria su propia fábrica de tractores 6J, que incluye seis modelos que van de los 110 a 205 HP, un segmento de potencia que representa el 45% de la industria total de tractores en la Argentina.
Esa nave tiene cinco estaciones de trabajo donde se arma la estructura del chasis para la serie compacta con AutoTrac o piloto automático. En el resto, se realiza el montaje de cabina con herramienta electrónica, también del conjunto de radiador y válvula; la programación del tablero, motor, montaje de piezas y rodados. Finalmente el tractor pasa por una prueba final a través de un software interno de la compañía y un chequeo. También en ese espacio se encuentra un área de reparación que pone a punto cualquier falla en el proceso.
El futuro
Con la adquisición de King Agro, John Deere toma el control de la fábrica que produce los barrales de fibra de carbono para sus pulverizadoras, aunque Allen destacó que pretenden ampliar a otros productos el desarrollo de esta tecnología.
También adelantó que John Deere tiene planeado seguir sumando negocios en Argentina y adelantó que la compañía tiene en cartera un nuevo proyecto, sobre el cual se excusó de dar mayores detalles.