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Enfermedades o plagas de soja, maíz, arroz y algodón: cuidados en la aplicación de los agroquímicos

Las plagas y enfermedades en plantas cultivadas han desafiado al hombre en la producción de alimentos desde los albores de la agricultura. El uso de productos químicos sintéticos sigue siendo la principal estrategia utilizada, mientras que el uso de agentes biológicos aumenta constantemente.

9 de Noviembre de 2021

Las plagas y enfermedades en plantas cultivadas han desafiado al hombre en la producción de alimentos desde los albores de la agricultura. Entre las diversas formas de manejo desarrolladas, el uso de productos químicos sintéticos sigue siendo la principal estrategia utilizada, mientras que el uso de agentes biológicos aumenta constantemente.

Teniendo en cuenta el uso de caldos fitosanitarios, los pulverizadores juegan un papel importante. Deben proporcionar el uso racional de los insumos, cuya finalidad es distribuir uniformemente los productos en el objetivo, de manera ágil para aprovechar las mejores ventanas de aplicación, en la dosis justa y en el momento oportuno.

En este texto se propone presentar puntos importantes a ser considerados para la correcta aplicación de productos fitosanitarios en varios cultivos agrícolas, como de soja, maíz, arroz y algodón, llevándole al lector definiciones sobre el proceso de pulverización, la importancia de conocer el objetivo, los criterios para la definición del volumen de aplicación, el tamaño de gotas y la necesidad de cobertura en los objetivos. ¡Le deseamos una buena lectura!

Pulverizaciones agrícolas

En el modelo agrícola actual, el principal método de control de plagas y enfermedades se basa en el uso de productos fitosanitarios formulados.

La pulverización es el proceso físico que consiste en fragmentar el caldo fitosanitario en gotas. Las pulverizaciones agrícolas, en su gran mayoría, se realizan mediante un sistema de pulverización hidráulica, en el que se forma un chorro de líquido a partir del pasaje del caldo a presión por el orificio de las boquillas de pulverización. Las gotas se producen entonces a partir de la fricción de este chorro a alta velocidad con el aire atmosférico del entorno de la boquilla.

El pulverizador es el responsable de producir las gotas y de distribuirlas en el área objetivo. Él debe atender las exigencias específicas de cada aplicación y permitir que la calidad de la pulverización sea constante en toda el área tratada (Figura x). Varias innovaciones y tecnologías integradas en los pulverizadores ayudan al operador en la toma de decisiones y en la ejecución de las actividades, haciendo que la aplicación sea más ágil y mejor.

Figura 1. La mayoría de los pulverizadores agrícolas producen gotas por presión hidráulica.

La correcta configuración del pulverizador debe considerar varios parámetros relacionados con el objetivo a alcanzar, las propiedades de los productos y las condiciones ambientales en el momento de la aplicación. Es posible realizar ajustes en el volumen de aplicación, el tamaño de gota, la velocidad de trabajo y la distancia entre el pulverizador y el objetivo, además de poder hacer uso de tecnologías específicas, como asistencia de aire y electrificación de gotas.

¿Conozco mi objetivo? ¿Dónde está?

Conocer bien el objetivo puede ser crucial para el éxito de la aplicación. El objetivo puede estar presente en cultivos recién implantados o en cultivos que se encuentran en fases más avanzadas. Cada situación requiere una configuración específica del pulverizador para lograr el máximo de eficacia en el proceso de aplicación, con optimización en el rendimiento operativo del pulverizador (velocidad de trabajo, volumen de aplicación y tiempo destinado al reabastecimiento) y transferencia del producto al objetivo (densidad de gotas, calidad de distribución y cobertura de las superficies), además de alcanzar un control eficaz, tanto si el objetivo es una plaga o una enfermedad.

Cuando el objetivo está presente en plantas pequeñas y de superficie foliar reducida, el área que será cubierta por la pulverización también es pequeña, lo que permite volúmenes de aplicación menores. Por otro lado, cuando el objetivo está presente en plantas adultas, con alta frondosidad, como en el caso de cultivos anuales en fases avanzadas de desarrollo, que típicamente tienen un área foliar extremadamente alta, el volumen de caldo requerido tiende a ser mucho mayor.

La ubicación del objetivo es otro factor determinante en la configuración de la máquina, ya que cuando se ubica en la parte superior de las plantas y en la superficie adaxial de las hojas (cara superior) es fácilmente alcanzado por la aplicación, mientras que cuando se encuentra en el estrato inferior del dosel y en la superficie abaxial de las hojas (envés) se requiere un criterio más preciso para la aplicación.

Por lo tanto, la configuración adecuada del pulverizador debe considerar las características del objetivo que se alcanzará en la aplicación. El volumen de aplicación debe ajustarse a medida que el cultivo se desarrolla, y también deben revisarse los criterios de selección del tamaño de las gotas, ya que la superficie objetivo sufre transformaciones importantes. La no adecuación de parámetros puede, por un lado, significar perjuicios en el rendimiento operativo de los pulverizadores, con pérdidas de tiempo, de productos y recursos y, por otro lado, resultar en la distribución de productos en calidad / cantidad insuficiente para lograr el control efectivo.

Necesidad de cobertura/depósitos/distribución

Una vez garantizada la integridad del producto en el tanque, es fundamental que el producto alcance el objetivo en cantidad y distribución satisfactorias, con una cobertura de la superficie suficiente para que se logre el efecto biológico deseado.

Si se necesitan mayores coberturas, la elección de la mejor estrategia pasa por la evaluación de los parámetros ambientales que ocurrirán en el momento de la aplicación (temperatura, HR e intensidad del viento). Se puede obtener una mayor cobertura aumentando los volúmenes de aplicación, usando gotas más pequeñas o utilizando adyuvantes con propiedades tensioactivas.

Figura 2. Patrón de gotas producido por boquillas de pulverización de diferentes tecnologías para un mismo volumen de aplicación (JTTI, ADI y AXI 11002).

En general, los productos que tienen una acción tópica (de contacto) necesitan una cobertura más rica, como es el caso de la mayoría de los fungicidas, de varios insecticidas y de algunos herbicidas. Los productos sistémicos, en cambio, no necesitan de coberturas tan altas, ya que son absorbidos por la planta y son transferidos a los sitios de acción por los propios mecanismos de distribución de la planta.

Volumen de aplicación

El volumen de aplicación es un tema constantemente discutido cuando se trata de aplicación de productos fitosanitarios, ya que el volumen de caldo está relacionado con importantes aspectos de la aplicación:

1. La capacidad operativa de los pulverizadores

El rendimiento operativo de una máquina agrícola está relacionado con el período en el que la máquina está efectivamente realizando la operación a la que fue destinada. El tiempo necesario para reabastecer el tanque del pulverizador es un punto crítico y reducciones en los volúmenes de aplicación permiten aplicar un mayor número de hectáreas hasta el próximo abastecimiento.

2. Calidad de la aplicación

La reducción en los volúmenes requiere gotas menores para incrementar la cobertura y puede favorecer la ocurrencia de pérdidas por deriva. Aplicaciones en bajo volumen suelen ser más técnicas y se deben tomar los debidos cuidados con varios aspectos que influyen en la aplicación, como las condiciones ambientales.

Figura 3. Tecnologías en pulverizadores que favorecen la reducción de los volúmenes de aplicación.

3. Incidencia de incompatibilidades físicoquímicas del caldo

Menos agua significa productos más concentrados en el caldo, lo que favorece las incompatibilidades. Por otro lado, con altos volúmenes de agua y siendo esta de mala calidad, puede significar un mayor daño a los ingredientes activos de la formulación, con la complejación de las moléculas de los productos con las impurezas del agua, inactivándolos.

Tamaño de gotas

El tamaño de las gotas de pulverización, por diversos motivos, puede significar el éxito o el fracaso de la aplicación. Para muchos especialistas, es a partir del adecuado tamaño de gotas que deben configurarse todos los demás parámetros de la aplicación.

Para la definición del tamaño adecuado de las gotas se deben considerar:

1. El objetivo

Características del objetivo, como su ubicación, hábitos y movilidad definen el tamaño de gotas ideal. Objetivos de tamaño y exposición elevados pueden fácilmente ser alcanzados por gotas de tamaño mayor. Objetivos de tamaño diminuto (ácaros, por ejemplo), que presentan elevada movilidad o que estén ubicados en estratos más profundos del dosel, requieren gotas de menor tamaño, con capacidad de penetrar en el dosel de los cultivos para alcanzarlos.

2. Características de los productos

Los productos que tienen la capacidad de ser transportados en el interior de la planta (productos sistémicos) pueden presentar una buena eficacia incluso con una baja cobertura, proporcionada por volúmenes de aplicación bajos o tamaños de gota más grandes. En el caso de los productos tópicos, con acción exclusivamente de contacto, como los fungicidas protectores, se demandan elevadas cobertura sobre las superficies vegetales para promover el efecto satisfactorio.

3. Condiciones ambientales

El tamaño de gotas que proporcione una rica cobertura y penetración debe ser capaz de llegar al objetivo, sin perderse a causa de deriva o evaporación. El viento, la humedad relativa y la temperatura que se produzcan en el momento de la aplicación pueden requerir cambios importantes en el tamaño de las gotas para evitar pérdidas y garantizar una eficacia mínima. Deben evitarse aplicaciones en condiciones de humedad relativa inferior al 50%, velocidades de viento fuera de los límites de 3 y 10 km/h y temperatura del aire superior a 30 °C. Cuando sea necesario realizar la aplicación incluso en estas condiciones, se debe optar por gotas clasificadas como medianas o de tamaño mayor.

4. Características del pulverizador

La presencia de dispositivos como la asistencia de aire, por ejemplo, especialmente para aplicaciones en cultivos con dosel foliar denso, hace posible el uso de gotas más pequeñas incluso en condiciones ambientales cercanas a los extremos descritos en el ítem 3, ya que el tiempo que estas gotas permanecen expuestas al ambiente es más corto, debido a la alta velocidad con la que son transportadas al cultivo por el viento proporcionado por el pulverizador.

5. Características fisicoquímicas del caldo

Los cambios en las propiedades fisicoquímicas del caldo, propiciados tanto por los propios productos fitosanitarios como por adyuvantes con propiedades específicas, que promueven la disminución de la tensión superficial del caldo, permiten una mayor dispersión de las gotas sobre las superficies. Así, incluso utilizando gotas más grandes, consideradas más seguras, el potencial de cobertura sobre las superficies no se ve drásticamente comprometido.

Consideraciones finales

Otras tecnologías presentes en los pulverizadores, como asistencia de aire, electrostática, sensores para detección de plantas, pulverización pulsada (PWM Pulse Width Modulation), sistemas eficientes de agitación de caldo, entre otros, también son extremadamente importantes para optimizar la calidad de la aplicación. Estos asuntos merecen ser difundidos en nuevos artículos en publicaciones futuras.

Autores:

Ing. Agrónomo Daniel Petreli, especialista en tecnología de aplicación de Jacto.

Ing. Agrónomo Fabiano Griesang, especialista de productos de Jacto.


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