Steiger: "El sector esperaba más del Gobierno y señales claras de política agropecuaria"
El triunfo provincial reconfigura la relación entre política y campo en un año clave para la producción.
Las elecciones provinciales celebradas el domingo 7 delinearon un claro triunfo del peronismo en la provincia de Buenos Aires, con 47,28% de los votos frente al 33,7% obtenido por La Libertad Avanza. La diferencia, superior a 13 puntos, consolidó una victoria en 6 de las 8 secciones electorales y en 99 de los 135 municipios, reforzando la posición del oficialismo en el distrito más relevante del país.
El peronismo avanza
El resultado sorprendió incluso a referentes del propio oficialismo, ya que el avance se dio en zonas con fuerte arraigo agropecuario, históricamente más cercanas a propuestas liberales o conservadoras. El peronismo logró imponerse en distritos de peso como Carlos Tejedor (56,84%), Rivadavia (55,3%), Pehuajó (52,52%), Alberti (49,83%), Chacabuco (49,56%), Carlos Casares (45,15%) y Pergamino (32,44%), donde el voto rural suele tener un peso determinante.
Señal de alerta
En este contexto, Carlos Steiger, Director del MBA en Agronegocios y Profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, expresó a Revista Chacras que la derrota opositora "no fue una sorpresa, sino una señal de alerta". Según explicó, el malestar del productor ya se venía gestando desde el año pasado, con un deterioro en los niveles de confianza y menores expectativas de inversión.
"El sector esperaba más del Gobierno: mayor rentabilidad, una baja más profunda de retenciones y señales más claras de política agropecuaria", sostuvo. En este punto, mencionó la caída en el número de vientres y la falta de nuevas inversiones en activos fijos, lo que muestra continuidad productiva, pero con expectativas bajas.
En cuanto a las políticas económicas, consideró que "no hay demasiada fe en una baja de retenciones, aunque sí podría haber esperanzas en la reducción de las tasas de interés financiera".
El termómetro de la confianza
Los datos acompañan esa percepción. El Ag Barometer Austral de julio-agosto registró una baja de 1,5% respecto de mayo, al pasar de 130 a 127 puntos, y acumuló una caída anual del 15%. En agosto, en relación con noviembre del año pasado, la confianza cae un 59%. Hoy, 2 de cada 3 productores (67%) consideran que no es un buen momento para invertir.
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Si bien la confianza general se mantiene en terreno positivo, los indicadores muestran un retroceso en las expectativas de los productores, alineado con lo expresado por Steiger. El índice de expectativas de inversión en julio 2025 se ubicó en 66 puntos, frente a los 112 de noviembre 2024, lo que representa una caída del 59% en lo que va del año.
El agro, con baja representación en el Congreso
Como telón de fondo, la Fundación Barbechando advirtió que entre más de 150 candidatos con chances reales de ingresar al Congreso, solo 16 tienen vínculo directo con el agro. La mayoría son productores o provienen de familias rurales, mientras que apenas un grupo reducido se vincula al sector desde lo técnico o lo público.
La comparación con Brasil es clara: allí el Frente Parlamentario Agropecuario (FPA) articula a más del 60% de los legisladores, mientras que en Argentina la representación sigue siendo baja y fragmentada. El informe subraya que, aun en un Congreso polarizado, el desafío será articular consensos y sumar aliados de distintos bloques para que las demandas del campo se conviertan en políticas de Estado.
El campo llega a esta etapa con representación limitada en el Congreso y la necesidad de ampliar consensos si quiere que sus demandas se conviertan en políticas de Estado. En paralelo, persiste un clima económico adverso: como advirtió Steiger, sin señales claras de rentabilidad ni medidas que mejoren las expectativas, la confianza de los productores seguirá en retroceso.