Floricultura

Helechos en serio

Más antiguos que los dinosaurios, los helechos son muy decorativos por su forma y sus distintas tonalidades de verdes. También son las plantas más utilizadas en los arreglos florales.

Verónica Salamanco - Redacción Chacra
29 de Septiembre de 2014

Hay registros fósiles de especies de helechos de hace 425 millones de años, cuando formaban bosques con ejemplares de más de 25 metros de altura. Estos helechos gigantes se han extinguido, y en la actualidad sólo persisten helechos arborescentes (semejantes a palmeras) en selvas tropicales y templadas de Sudamérica, Sur de África y Oceanía. En nuestra región hay muchas especies de helechos nativos, sobre todo en la Mesopotamia. El Instituto de Floricultura del INTA, dedicado a la investigación de nuevas variedades comerciales, presentó las características principales de esta especie y ofreció algunas recomendaciones para tener éxito en su multiplicación.

“Los helechos se encuentran, junto con los musgos y las hepáticas, entre las plantas terrestres más primitivas, no tienen flores y dependen del agua para poder reproducirse, por eso se los encuentra en ambientes húmedos, como selvas, bosques, pantanos y orillas de ríos”, introdujo la Dra. Gabriela Facciuto, directora del Instituto de Floricultura del INTA Castelar.

Los helechos presentan raíces verdaderas, tallo, hojas, y tejidos de conducción bien diferenciados, que transportan agua y sales de las raíces a las hojas (savia bruta) y sustancias producidas durante la fotosíntesis de las hojas al resto de la planta (savia elaborada). Las hojas pueden ser de dos tipos de acuerdo a su función: trofófilas, destinadas a la fotosíntesis; y esporófilas, destinadas a la reproducción, que pueden ser iguales o de forma y tamaño distintos.

Estas plantas presentan hojas desarrolladas que se denominan frondes, con numerosos nervios formando un retículo y dispuestas en forma espiralada. Los helechos y licófitas no tienen flores y sus hojas fértiles o esporofilos, llevan esporangios, pequeñas cápsulas donde se encuentran las esporas, que son las unidades de dispersión, análogas a la semilla en plantas superiores.

En los helechos los esporangios están agrupados formando Soros y varía su disposición. Pueden estar en los estróbilos terminales (semejantes a pequeñas piñas), en el envés de la hoja, en porciones fértiles de una misma hoja, en esporófilos semejantes, o en esporófilos distintos de las frondes.

A pesar de estar limitados a la disponibilidad de agua para su reproducción, los helechos están presentes en una gran diversidad de hábitats, pues hay helechos terrestres, epífitos (crecen sobre otras plantas, generalmente sobre troncos y ramas de árboles), rupícolas o saxícolas (crecen sobre rocas), paludícolas (en pantanos y zonas temporalmente inundadas) y unos pocos son acuáticos.

Su reproducción

Las esporas se colectan a partir de frondes con abundantes soros maduros, cuyos esporangios permanecen todavía cerrados. “Por ello es necesario reconocer cuando los esporangios están maduros. Esta maduración se advierte por el cambio de coloración de los soros que va del verde al amarillo o al marrón dependiendo de la especie. Es muy importante que los esporangios estén aún cerrados para no perder las esporas”, recomiendan en el INTA.

Las frondes reproductivas se colocan en bolsas de papel a temperatura ambiente por 2-7 días para que se liberen las esporas. Algunas especies producen grandes cantidades. Es conveniente eliminar restos de esporangios para reducir la contaminación con algas, bacterias, hongos y musgos. Para ello el material que se recoge de la bolsa se pasa por un tamiz 53 μm de apertura. Lo que se selecciona es un polvo muy fino amarillo, marrón o negro según las especies.

Una vez obtenidas las esporas se procede a la siembra, debiendo realizar luego un estricto seguimiento para lograr buenos resultados. “A pesar que se cree que el cultivo de esporas requiere una instalación muy cuidada es posible cultivar estos helechos siguiendo algunas pautas simples”, señalaron en el INTA.

Es conveniente utilizar recipientes de plástico transparente limpios con tapa que posea un buen cierre para preservar la humedad necesaria para un buen desarrollo del prótalo y la posterior fecundación.

Es también recomendable desinfectar los recipientes y usar con alcohol al 70%. Para ello hay que diluir el alcohol común al 96º. Esto se hace colocando en un recipiente graduado 300cc de agua destilada y 700cc de alcohol y así se obtiene 1 litro de alcohol al 70%.

Para dar un ejemplo, Facciuto utilizó cajas de 12 cm de diámetro y 7 cm alto, colocó 200 cc de turba, que da una altura del sustrato de 3 cm y aplicó 90 ml de agua destilada. “Es muy importante humedecer con agua destilada la turba 1-2 días antes de la siembra ya que ésta es muy hidrófuga y debe estar muy bien homogeneizada”, señaló.

Antes de sembrar también es conveniente hacer una leve presión y alisado de la superficie del sustrato para que no queden pequeños huecos de aire donde se depositen las esporas y sería más difícil su germinación y posterior desarrollo.

Las esporas liberadas se siembran espolvoreando sobre la turba tamizada y previamente humedecida. La siembra debe hacerse cuidadosamente para lograr una buena distribución de las esporas sobre la superficie del sustrato.

Se aconseja humedecer la superficie sembrada con un rociador de gota fina con agua destilada. Es importante tapar y etiquetar con nombre, fecha de siembra u otro dato que se considere importante.

Las cajas sembradas se llevan de ser posible a una cámara con 18 hs de luz a 25º C. De no poseer este tipo de instalaciones se recomienda un lugar templado y luminoso. Puede realizarse en una zona especialmente acondicionada de un invernáculo de producción. Si la humedad del sustrato fue óptima y la tapa de la caja tiene un buen cierre no es necesario adicionar más agua durante la germinación de las esporas y formación de prótalo.

Luego de esta etapa, que puede durar entre 15-30 días según la especie, se recomienda verificar la humedad y de ser necesario asperjar nuevamente con agua destilada o de ósmosis evitando encharcar.

Conviene ralear sacando porciones de grupos de prótalos (isletas) y trasplantar a otra caja con una mezcla de resaca y corteza de pino compostada en igual proporción”, agregó. “Esta práctica se realiza para que no haya competencia entre las plantas y se produzca un mejor crecimiento”.

Cuando se observan esporófitos desarrollados con al menos 3-4 frondas se trasplantan en isletas a macetas tamaño nº 9 con una mezcla con igual cantidad de resaca y corteza de pino fina compostada.

“Una vez que obtenemos las pequeñas plantitas de helechos o esporófitos debemos realizar un proceso de aclimatación. Este proceso consiste en lograr la adaptación de las plántulas obtenidas al ambiente. Es importante aclarar que en las cajas donde germinan las esporas y desarrollan los esporofitos, la humedad relativa llega al 100%, y al pasar las plantas a un ambiente con menos humedad podríamos perderlas si no lo hacemos gradualmente”, advirtió la especialista.

Las plántulas obtenidas son aclimatadas en invernáculo con calefacción, es decir con control de temperatura mínima de 10-15ºC en macetas cubiertas son bolsas de polietileno transparente cerradas, que paulatinamente se abren. También se pueden usar bandejas alveoladas ubicadas en cajas herméticas, que se van descubriendo de a poco. Se puede colocar perlita debajo de la bandeja para asegurar 100% de humedad relativa.

Es conveniente que el ambiente sea humedecido por sistema de mist, y fertilizar con 50 ppm de 15- 10-15 una vez por semana.

Propagación

La propagación vegetativa es la reproducción de la planta a partir una parte de la misma. Las partes de las plantas que pueden originar nuevas plantas son los rizomas y las frondes.

Para dividir el rizoma es necesario ver la zona de crecimiento activo. El tamaño del rizoma está asociado a la posibilidad de éxito, es decir, cuánto más grande y con más yemas, va a desarrollar mejor y más rápidamente se obtiene una nueva planta. Antes de plantar el rizoma es conveniente un tratamiento con fungicida. El sustrato a utilizar debe tener un muy buen drenaje. El ambiente de cultivo debe ser muy húmedo aunque hay que evitar el exceso de riego.

Si se propaga a través de las frondes, se lo hace a través de yemas prolíferas que se originan en las hojas.

Consejos finales

El Instituto de Floricultura enumeró algunos conceptos básicos para tener éxito en el cultivo de helechos. En general, estas plantas prefieren ser regadas con agua de lluvia. En caso de utilizar agua corriente (clorada) es conveniente dejar reposar unas horas antes del riego. El riego debe ser abundante aunque es muy importante evitar el encharcamiento.

Para el sustrato, utilizar mezclas sueltas de corteza y hoja de pino, resaca de río y turba. Puede agregarse tierra pero poca proporción. Un sustrato suelto evita el encharcamiento tan perjudicial para los helechos. El ph debe ser ácido, y la fertilización debe hacerse en bajas dosis. 

En cuanto a su ubicación, es recomendable buscar el lugar más húmedo de la casa o mantener la humedad pulverizando periódicamente sus frondes. Deben recibir luz, pero no con sol directo, y evitar los lugares ventosos. Finalmente, cada tanto se debe descalzar la planta y observar el desarrollo radicular para evaluar un cambio de maceta.

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