Soja

El picudo pone en alerta al NOA

las máximas emergencias de la plaga ocurren entre mediados de febrero y mediados de marzo, período que coincide con el llenado de las vainas de soja (R5-R6)

Chacra
18 de Marzo de 2016

En el Noroeste Argentino (NOA), el complejo de picudos (Coleoptera: Curculionidae) asociado a la soja constituye una problemática de importancia. Por su potencial biótico, su capacidad de daño y su rápida distribución en las áreas sojeras del NOA, Rhyssomatus subtilis (el “picudo negro”) se convirtió en una plaga muy importante del cultivo.

“Amaranthus, enfermedades y picudo, son los grandes nombres que aparecen cuando damos un pantallazo sobre los aspectos sanitarios en la soja en la zona”, afirma Juan Carlos “Chachín” Morales, asesor independiente en la región norte de nuestro país y parte de la Cátedra de Fitopatología de la Facultad de Agronomía de Tucumán.

En el NOA existen tres tipos de picudo que desde hace 20 años comenzaron a ser problema, sólo que hoy sólo uno es el de importancia por el daño que causa. Se trata del picudo negro o el picudo de la vaina (Rhyssomatus subtilis)”, explica el experto.

Al respecto, la Sección de Zoología Agrícola de la Estación Experimental Obispo Colombres (EEAOC) integrada por los investigadores Lucas Cazado, Augusto Casmuz, Franco Scalora, Gabriela Murúa, Guillermina Socías, Gerardo Gastaminza y Eduardo Willink, elevó un informe sobre las características de la plaga y medidas de contraataque.

El complejo de picudos (Coleóptero: Curculionidae) asociados a la soja está integrado por el “picudo chico” o “arañita” Promecops sp., el “picudo del tallo de la soja” Sternechus subsignatus Boheman y el “picudo negro de la soja” Rhyssomatus subtilis Fielder, siendo este último una plaga muy importante del cultivo. De hecho, ha sido detectado, hasta 2014, en 53 localidades de las provincias de Salta, Tucumán y Santiago del Estero: su área de dispersión abarca 737.280 hectáreas, y corresponde al 65% de la superficie cultivada con soja en dicha región.

¿Cómo se propaga?

La plaga puede dispersarse de manera natural (con el vuelo del adulto) o a través de factores antrópicos, entre los que se destaca el movimiento de maquinarias agrícolas y el transporte de granos y puede ser encontrado en plantas hospederas, como las malezas donde cumplen parte de su ciclo de cultivo.

Una problemática de gran impacto como la de malezas, se suma en el norte con una plaga dañina. Durante la primavera, antes de la siembra de los cultivos hospederos, se observan adultos de R. subtilis alimentándose de algunas malezas que comúnmente se encuentran en los lotes de la región del NOA, como ser Conyza bonariensis (L.), Cronquist (Asterales: Asteraceae), Brassica campestris (L.) Metzg. (Brassicales: Brassicaceae) y Sphaeralcea bonariensis (Cav.) Griseb (Malvales: Malvaceae), sin observarse en ellas huevos y/o larvas de esta plaga. Debido a esto, antes de las siembras de soja y/o poroto, los adultos de R. subtilis buscan hospederos asociativos para alimentarse hasta poder disponer de sus hospederos preferidos.

Las lluvias no ayudan

En un Año Niño como el que corre es importante conocer que el período de emergencia de los adultos se inicia a mediados de noviembre, extendiéndose hasta junio del año siguiente, mediante “pulsos o camadas” asociados a la ocurrencia de las precipitaciones. Y las máximas emergencias ocurren entre mediados de febrero y mediados de marzo, período que coincide con el “llenado de las vainas de soja (R5-R6)”.

Por su lado, la “oviposición” comienza cuando las vainas se encuentran en R5 (llenado de granos) y se extiende hasta R8 (madurez del cultivo).

El informe de la EEAOC releva el nivel de daño de Rhyssomatus subtilis y estima que causa pérdidas de hasta un 100% del rendimiento en el cultivo de soja, cuando no se controla esta plaga.

Manejo integrado

Es la manera de combatir a esta plaga: prácticas de prevención culturales- como muestreo, monitoreo, observación de las fechas de siembra y rotación de cultivos- con prácticas químicas, como la aplicación de insecticidas curasemillas y foliares. La primera clase de insecticidas es la estrategia más adecuada para el control de adultos en las primeras etapas del cultivo. Pasado su efecto se debe recurrir a las aplicaciones foliares de insecticidas. Según establece el estudio de la EEAOC, se obtuvo un buen control de los adultos de R. subtilis a partir del uso de principios activos como, organofosforados, piretroides, mezclas de estos con neonicotinoides y otros como fipronil.

Cabe decir que la aplicación de un insecticida debe realizarse en el momento de mayor exposición de la plaga, esto es en las últimas horas de la tarde y durante la noche, a la vez que deben tomarse recaudos que aseguren una mejor calidad de aplicación (elección del tipo apropiado de boquilla, uso de coadyuvantes, volumen de aplicación, consideración de las condiciones ambientales, etc).


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